Hace 6 años, el 27 de marzo...
¡Fue el día en que Carol cayó en el abismo de vida!
Ese día fue al aeropuerto a recoger a su esposo, pero ocurrió un desorden en el lugar, y fue arrastrada hacia un oscuro cuarto de descanso, pasando tres horas de pura desesperación.
A pesar de su resistencia y súplicas, él le dejó unas promesas vacías y rasgó su ropa...
Ese día fue como un perro rabioso, un lobo hambriento, un león dominante y salvaje.
La agarró por la cintura desde atrás, la empujó contra el suelo, y la tomó una y otra vez, sin dejar parte de ella sin marcar.
Cada centímetro de su piel fue tocado y marcado por él.
Fue su primera vez, y el dolor de ser forzada a tal punto quedó grabado en su alma.
¡Nunca lo olvidaría!
Revivir esos momentos hacía que todo el cuerpo de Carol temblara, y sus uñas casi rompieran la delicada piel de sus palmas.
¡Quería destrozarlo, con todas sus fuerzas!
Aspen, viendo la ira y el rencor en sus ojos, estaba aún más seguro de que era ella.
Él también temblaba, su emoción no era menor que la de Carol.
Puso sus manos sobre los hombros de Carol, se inclinó para mirarla a los ojos, con los suyos rojos de emoción,
"¿Fuiste tú, verdad? Siempre intentando quitarme la ropa, no es para vender fotos, solo querías ver si las marcas de tus mordidas aún estaban en mi hombro, ¿cierto?
Desde la primera vez que nos vimos insististe en que me quitara la ropa, ese día ya me habías reconocido. Querías confirmarlo viendo las marcas.
El otro día en el hospital, cuando me hiciste desmayar, seguramente viste las marcas que confirmaban quién era yo, pero no querías admitirlo, ¿verdad?
Me guardas rencor, me odias, no quieres volver a verme, ¿cierto?"
¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!
¡Te guardo rencor! ¡Te odio! ¡No quiero volver a verte en mi vida!
Carol respondía furiosamente en su mente, con los labios temblando demasiado para hacer un sonido.
Aspen parecía encontrar su respuesta en la emoción de ella, sintiéndose triste, culpable, lleno de remordimiento.


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