¡Sorpresa! Tuve Cuatrillizos con Mi Desconocido Esposo romance Capítulo 366

¿Él le preguntó qué temía? ¿ A qué le enfrentas?

Le aterraba que él descubriera a los niños. Temía que él intentara quitarle a sus hijos. Le horrorizaba pensar que usaría a los niños para mantenerla encerrada, como un pájaro en una jaula.

¡Lo odiaba! ¡No le gustaba ni un poco!

Él estaba dispuesto a compensarla por el resto de su vida, pero ella no quería nada con él.

¡No quería estar con él! ¡No quería tener más enredos con él!

¡No se iba a quedar, y sus hijos tampoco!

Carol se sonó fuerte la nariz, decidida a negarlo todo hasta el final.

"¡Yo no tuve nunca nada contigo, y menos compartí cama contigo anoche! Admito que sí te rasguñé, pero no estuve en tu cama. ¡Anoche dormí en el estudio, y Miro puede atestiguarlo!"

Como si el destino jugara a su favor, esa mañana cuando Miro la buscó, estaba en el estudio. Seguramente él asumiría que ella había pasado la noche ahí.

Sin darle oportunidad a Aspen de decir nada, Carol continuó,

"Todo puede tener su excepción, y es muy probable equivocarse bajo los efectos del alcohol.

Lo que tú llamas sentir algo por mí, solo significa que tengo parecidos con esa persona en tu mente, ¡pero no soy ella!

Lo repito una vez más, hace seis años no tuve nada que ver contigo, y en el futuro tampoco lo tendré. ¡Así que olvídate de mí y de mis hijos!

Además, todo lo que tienes en tu cabeza ahora, son puras fantasías tuyas de borracho. Anoche, aparte de los rasguños, ¡todo lo demás fue un sueño! ¡Piénsalo bien!"

Carol soltó todo de un tirón, empujó a Aspen y aprovechando su momento de confusión, abrió la puerta y huyó.

Aspen quedó paralizado en su lugar, reflexionando sobre sus palabras.

¿Miro podría atestiguar que ella había dormido en el estudio toda la noche? ¿Entonces quién había estado en sus brazos?

¿Será que había imaginado todo estando borracho?

Con el ceño fruncido, Aspen decidió ir a buscar a Miro para verificar dónde había dormido Carol realmente.

Pero resulta que Miro todavía estaba durmiendo, y no queriendo interrumpir su descanso, se dirigió a su habitación a buscar su teléfono.

En la cama desordenada, unos mechones de cabello negro captaron su atención.

Los recogió y los examinó detenidamente. Tanto el color como la longitud eran idénticos a los de Carol.

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