¡Sorpresa! Tuve Cuatrillizos con Mi Desconocido Esposo romance Capítulo 408

Arriba, la familia de tres no hablaba sobre el asunto de Ayla Prieto.

Carol y Miro charlaron un buen rato, después de acostar al pequeñín, Carol fue al baño a asearse.

Aspen, con las piernas largas cruzadas, se recostaba en el sofá de la sala, entrecerrando los ojos en dirección al baño, con una expresión que parecía como...

¡Un lobo acechando a un corderito!

¡Un perro feroz mirando un hueso!

¡Un cazador observando su presa!

Esa tarde, cuando se encontró con Orion, hubo algunas palabras que realmente resonaron en él.

Orion le dijo: "Esa chica Carol se nota que no es muy lista, y aparte es terca.

Con alguien como ella, si no tuviera quien la respalde, en un minuto la tendrías comiendo de tu mano. Pero el problema es que tiene quien la apoye. ¡A Miro le basta con que ella llore para ponerse de su lado!

Además, ahora también sospechas que ella es la persona que estás buscando, seguro no querrás hacerla sentir mal.

Así que la mejor manera de manejarla ahora es con astucia.

No te enfrentes a ella directamente. Si lo que quieres es un poco de su cabello para hacer una prueba de paternidad, no es que tengas que dejarla calva, solo necesitas ser un poco astuto para conseguirlo.

Con lo tonta que es, ¿crees que podría superarte? No solo engañarla para conseguir unos cabellos, incluso llevarla a la cama no sería un problema para ti."

Engañarla para llevarla a la cama estaba fuera de cuestión, él solo quería engañarla para conseguir unos cabellos.

Por eso, decidió seguir el consejo de Orion y manejar la situación con astucia.

En el baño, Carol terminó de asearse y secó su cabello hasta dejarlo casi seco.

Antes de salir, recogió cuidadosamente todos los cabellos que se le habían caído.

Cuando salió, vio a alguien sentado en el sofá de la sala.

Ya se había quitado el traje y la camisa y se había puesto un pijama azul oscuro.

Con la ropa cambiada, parecía como una piedra a la que le hubieran suavizado los bordes, mucho más suave y accesible.

“Ven aquí.” Él habló de repente.

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