"¡Animal! ¡Fuera!" Melisa reaccionó por instinto y empezó a golpear al gallo, pero entre más lo golpeaba, más fuerte se aferraba el animal, causándole un dolor que le cambiaba el color de la cara. Gritó a los sirvientes,
"¡Ayuda! ¿Cómo es que cuidan el patio trasero, que dejan que los pollos entren al edificio principal? ¡Inútiles! ¡Unos completos inútiles! ¡Ayuda!"
Justo cuando terminó de hablar, ¡entró una multitud!
Pero no eran personas, eran los pollos, patos, gansos y cerdos que criaban en el patio.
Un cerdo fuerte de más de doscientos kilos corría asustado y de un golpe lanzó a Melisa por los aires.
Melisa chocó contra la pared y cayó pesadamente al suelo.
Al segundo siguiente—
Ledo entró cabalgando al salón, seguido por toda la multitud.
Y entonces...
¡Bang!
¡Boom!
¡Crash!
Acompañado por los gritos aterrorizados de los pollos, patos y gansos, solo quedaba el ruido de cosas rompiéndose en la casa.
El coral y las piedras preciosas que acababan de comprar, ¡rotas!
Los cuadros famosos en la pared, ¡destrozados!
Los objetos antiguos en el estante, ¡completamente arruinados!
La casa estaba hecho un desastre y olía a excremento por todos lados...
Cuando Ledo y su tropa finalmente se fueron, el que fue un salón lujoso ahora parecía un vertedero.
Melisa, con el cabello enmarañado por el gallo, se sentó en una esquina mirando la devastación y gritó hasta desmayarse.
Irónicamente, cayó encima de un montón de excremento de cerdo.
Ledo no solo había causado un caos en la casa principal, sino también en el ala oeste donde vivía Ayla.
Las flores preciosas que Ayla cuidaba con tanto amor, ¡fueron arruinadas por los cerdos!
Las fotos favoritas de Ayla, ¡pisoteadas por los caballos!
Los perfumes de edición limitada y los lápices labiales de Ayla, ¡pateados por un potro... el estante de colección derribado y hecho añicos en el suelo!


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