"¿Cómo que tu hijo es parte de nuestra familia? Nunca escuché a Ape hablar sobre eso".
Aspen había sido muy claro, cualquiera que revelara su verdadera identidad delante de Carol iba a tener problemas con él.
Así que en cuanto Carol apareció, rápidamente cambió su forma de llamarlo a Ape.
Eso logró que todos volvieran su atención hacia Carol.
Con el ceño fruncido, Carol dijo:
"Por varias razones, antes le oculté la relación entre él y los niños, por eso pensó en pagar para incluirlos en la familia Bello.
Ahora les digo, muy seriamente, que mis hijos siempre ha sido parte de su familia, lleva su sangre, agregarlo a su árbol genealógico es lo justo y no deben pedir dinero por ello".
A pesar de sus palabras, nadie le creía.
Margarita soltó una risa fría y con sarcasmo dijo:
"¡Parece que alguien está desesperado por ascender socialmente! ¡Qué clase de excusas estás dispuesta a dar! Nuestra familia siempre ha tenido único hijo varón de cada generación, Ape ya tiene a Miro, ¡es imposible que tenga otro hijo! Y además, tu hijo ni siquiera se parece a Ape".
Todos en la sala miraron hacia Ledo, murmurando entre ellos:
"Es cierto, no se parecen en nada".
Ledo había ido al hospital hoy y se había maquillado a propósito, todavía llevaba la cara idéntica de Luca.
La prisa con la que llegó no le dejó tiempo para quitarse el maquillaje.
"Mami, ¿quieres que me lave la cara? Luca me dio esto antes de salir".
Ledo le mostró a Carol un pequeño frasco blanco, que Luca había preparado para él como desmaquillante.
Carol asintió de inmediato, "¡Ve entonces!"
Miro dijo: "Yo llevo a Ledo".
Bajo la mirada de todos, los niños entraron al baño.
Los Bello continuaron con sus burlas, esta vez dirigidas a los presentes:
"Miren, si ustedes no estuvieran aquí, probablemente ni nos creerían. ¡Uno más loco que el otro!
¡Uno insiste en ser padre de los hijos de otro hombre! Y la otra, más audaz aún, dice que sus hijos son parte de nuestra familia. De verdad, el dicho de 'Dios los cría y ellos se juntan' nunca ha sido más cierto".
Los líderes presentes fruncieron el ceño.
Todos sabían sobre la tradición de pasar de padre a hijo en la familia Bello y miraban a Aspen estaba aún más confundido, sin entender qué estaba pasando.

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