Las señoras adineradas fruncieron el ceño, buscando el origen de la voz.
Una joven vestida de manera sencilla, con gafas de montura negra, las miraba fríamente y dijo:
"La envidia engendra maldad, y criticar a los demás solo para sentirse superior no tiene sentido. Mejor reflexionen sobre cómo mejorar sus propias vidas y ser más felices."
Tras ajustarse las gafas, se dio la vuelta y se marchó.
Las señoras apretaron los dientes, mirándola con ira pero sin atreverse a decir nada.
Carol y Rufina estaban detrás de una columna, escuchando todo el desprecio de esas mujeres y la réplica de la joven.
Iker no estaba en el pequeño salón, así que salieron a buscarlo y precisamente escucharon a esas mujeres murmurando.
Rufina estaba a punto de enfrentarlas, pero Carol la detuvo.
Estaban en negocios, y no era adecuado tener una discusión el primer día de prueba, especialmente siendo la dueña.
No esperaban que una joven saliera en su defensa.
Carol, observando a la joven alejarse, preguntó a Rufina:
"¿Quién es esa chica? ¿La conoces?"
"Sí, es la prometida de mi hermano, elegida por mis padres. Se llama María, la joven heredera de la familia Cabello."
Carol lo entendió. No es de extrañar que esas señoras adineradas no se atrevieran a decir nada.
La familia de Orion también era poderosa, y con Orion y Aspen siendo buenos amigos, y Orion siendo una figura respetada en Puerto Rafe, nadie se atrevería a molestar a su futura esposa.
"Carol, a esas señoras que estaban murmurando, las voy a bloquear más tarde. No les hagas caso, todas acabarán siendo despreciadas por las familias adineradas, y Aspen es fiel en el amor. Una vez que te elige, eres la única para él toda la vida.
Y sobre la familia, si no te importa, considera a mí como tu propia familia.
Mis padres siempre hablan bien de ti, diciendo que eres fuerte e independiente, que enfrentas la vida con optimismo y alegría, que eres una gran chica. Les gustas mucho, tanto que ya querían hacerte su comadre."
Carol se sintió agradecida:

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