Al ver que la actitud de Alina era tan decidida, Andre no insistió más y asintió:
—Bueno, pues ten cuidado.
Tras despedirse de Andre, Alina se dirigió hacia la sala de espera. Caminando en el pasillo, Alina recordó los tiempos pasados e inconscientemente apretó los puños con fuerza hasta que las uñas se clavaron en las palmas.
«Papá y mamá incluso pagó los estudios para Emma y Hopa. ¡Pero esta víbora Emma devolvió mal por bien! Ya que me arruinó todo, ¡tengo que hacerle pagar caro!»
Con esto en la mente, Alina se puso una expresión gélida, irradiando una aura peligrosa.
Aunque Alina casi había muerto ahogada en el accidente de tres años atrás, Alina nunca había pensado en tomar represalias. Especialmente, después de dar a luz a su hija, rodeada de gente que la quería, Alina solo quería llevar una vida tranquila y no tener ninguna vinculación con Caleb.
No obstante, ahora todo acabó en agua de borrajas. ¡Alina nunca imaginó que esa llamada le trajera una verdad tan espeluznante!
Ella había estado preguntándose qué enemigos tenía su abuela a lo largo de los años, ¡pero nunca esperó que la culpable de todo esto fuera Emma, esa ingrata sin corazón!
***
Nada más llegar a Shirling en avión, Caleb se enteró de que Alina había tomado el avión para volver a Ingford hacía más o menos dos horas.
«¡Maldita sea!»
Quedándose aturdido en el aeropuerto, Caleb se puso una cara extremadamente fea, desprendiendo una aura asesina.
Tras un largo rato, indicó en voz grave:
—¡Volvamos!
Tomas asintió e inmediatamente se puso a prepararse para el viaje de vuelta.
—¡Espera!
—¿Sí? —Tomas se volvió y miró a su jefe.
Caleb dijo:
—¿Por qué ella tiene tanta prisa por irse de Shirling cada vez que vengo?
Al oír las palabras de este, Tomas se lo pensó un rato y se dio cuenta de que algo iba raro.
«Según la información del billete, Alina debería quedarse una semana en Shirling. ¿Por qué se ha ido tan precipitadamente ante de la llegada del señor Caleb? La última vez, cuando vio al señor Caleb venir a buscarla, ella también se fue con la misma prisa. ¿Por qué? ¿Acaso Alina tiene algún secreto que no quiere que el señor Caleb supe en Shirling?»
—¿Probablemente no quiere que usted se entrometa en su mundo con Andre?
Tras lanzar tales palabras, Tomas se arrepintió al instante.
Ante el comentario de Tomas, la cara de Caleb, que ya no era buena, se volvió más sombría.
Pero tras pensárselo por un rato, Caleb especuló:
—Parece que ella me oculta algo deliberadamente.
—Existe esta posibilidad —dijo Tomas
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