Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1006

Riley agitó su cabeza. No tenía idea de si era Jim o no, pero él no había vuelto a aparecer en su puerta después de la última vez. “Si es él, por favor, échalo por mí. No quiero verlo porque afectará mi estado de ánimo y al bebé”, dijo Riley.

Sharon pudo ver por la mirilla de la puerta que, en efecto, era Jim.

Tras abrir la puerta, siguió la orden de Riley y dijo: “¿Qué haces? ¿No sabes que tu presencia solo la molestará? ¡Vete!”.

Sharon tampoco estaba de buen humor, así que simplemente cerró la puerta después de decir estas palabras. Jim impidió que la puerta se cerrara con su mano.

“Hoy pasé por el mercado y vi filete de pescado fresco, así que lo compré. Me iré justo después de prepararle la comida”.

Jim llevaba un montón de ingredientes en la mano. Sharon estaba un poco sorprendida. Ella no tenía idea de que el Joven Amo rico que necesitaba sirvientes para atenderlo supiera cocinar.

“Podrías decir en voz alta que no te importa Riley en vez de hacer esto, o quizás deberías leer más libros sobre el embarazo. ¿Crees que una embarazada puede soportar el olor a pescado?”. Sharon se quedó sin palabras ante él.

Jim frunció el ceño y preguntó: “¿No dicen que una mujer embarazada debe comer más pescado, marisco y cosas así... para que los bebés nazcan más inteligentes?”.

“Te refieres a suplementarla con DHA, ¿verdad? Pero ella está en las primeras fases del embarazo, así que no puede soportar el olor del pescado sin vomitar. Puedes prepararle el platillo cuando ya no tenga náuseas matutinas”.

“Entonces, ¿cuándo dejará de tener náuseas matutinas?”. Era la primera vez que Jim se enteraba de las necesidades especiales de una mujer durante el embarazo.

“Si te importa tanto, ve a leer más sobre el tema”. Sharon estaba a punto de volver a cerrar la puerta cuando él volvió a bloquearla.

“Aunque no pueda comer pescado, puede comer otras cosas. También he traído muchos otros ingredientes”. Después de decir esto, ¡Jim empujó a Sharon fuera del camino y entró a la casa! Fue solo que Riley le bloqueó el paso tan pronto como entró.

“Vete. ¿Por qué intentas montar un espectáculo aquí? ¿Planeas envenenar a mi bebé?”.

“¿Cómo puedes decir eso, Riley?”. Jim se sintió muy ofendido.

“Si no puedes soportarlo, ¡vete de aquí! ¿Por qué buscas problemas?”. Ella simplemente no podía soportar escucharle hablar sobre el aborto.

Al ver que los dos se peleaban nada más al encontrarse, Sharon se preocupó que las emociones actuales de Riley afectaran a su bebé, así que intentó volver a mediar en el asunto.

“Ya es suficiente. ¿No pueden dejar de discutir de una vez?”. Ella tenía que hacer algo para detenerlos. Ella se acercó y se interpuso entre ellos, y luego le dijo a Jim: “¿No te vas a ir? ¿Quieres seguir perturbando a ella y al bebé?”.

Jim estaba a punto de decir algo más cuando sonó su teléfono. Él no pensaba contestar, pero al ver que era su madre, no tuvo otra opción.

“¿Hmm? ¿Cena? Está bien, de acuerdo”. Él colgó tras decir unas pocas palabras y miró a Sharon mientras decía: “Vamos. Deberíamos ir a casa a cenar”.

Sharon no respondió durante un rato. En ese momento, alguien apareció en la puerta y ella, de manera inconsciente, giró la cabeza y vio que era Simon. El subordinado de él estaba empujando su silla de ruedas. Su apuesto rostro tenía una expresión fría e indiferente.

Sharon nunca le había dicho dónde vivía Riley. ¿Cómo la había encontrado?