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Scarlet contuvo la respiración y agarró con fuerza a la enfermera. Ella le suplicó con voz desgarrada: “Debes rescatarlo. Te lo ruego...”.
Ella no podía perder a su hijo. ¡Ella no podía aceptar el hecho de tener que despedirse de él cuando todavía era tan joven!
“Haremos todo lo posible por rescatarlo”, dijo la enfermera.
Ella se dirigió inmediatamente al banco de sangre. La cabeza de Riley se llenó con las palabras de la enfermera. El rescate puede fracasar... Su mente se quedó instantáneamente en blanco. Le resultaba difícil imaginar qué pasaría si Jim realmente perdiera la vida en ese accidente de coche. Su corazón palpitaba dolorosamente. Ella lo odiaba tanto que había jurado no volver a verlo en esa vida. Sin embargo, ¿por qué le dolía tanto el corazón cuando se enteró de que se estaba muriendo? Una sensación de asfixia le llenaba el pecho. Le dolía incluso respirar. Ella había dicho que le odiaba y que no quería verle porque estaba enojada. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, ¡ella aún sentía algo por él! Y no quería que él muriera. ¡Ella de verdad no quería que él muriera! Aunque lo odiaba, ¡ella no podía dejarlo ir!
La enfermera volvió corriendo y dijo: “Él tiene sangre del tipo B. No hay suficiente sangre en el banco de sangre. ¿Alguno de ustedes tiene sangre del tipo B? ¡Él necesita una donación de sangre!”.
“Yo... no tengo sangre del tipo B”, dijo Scarlet instintivamente.
Sharon también negó con la cabeza. “Yo tampoco”.
La expresión de Riley se ensombreció. “Yo tengo sangre del tipo B. Tome mi sangre”, dijo ella sin dudar.
Sin embargo, Sharon no estuvo de acuerdo.
“Has perdido mucha sangre en el pasado y acabas de recuperarte. ¿Cómo puedes donar tu sangre?”.
“No pasa nada. No moriré por una donación de sangre. Me parece bien si sirve para salvar su vida”.
“Así es. Es más importante salvar su vida ahora mismo. No te preocupes, Riley. ¡Te lo agradeceré siempre y cuando dones tu sangre a Jimmy! ¡Eres nuestra salvadora!”.
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