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Sharon se dio la vuelta con ira cuando escuchó pasos siguiéndola. Se encontró con Claude, quien era un tipo testarudo. "Dije que no necesito que me lleves a casa. ¡Fuera de mi vista!".
"El señor insistió en que debo llevarla a casa y dejarla a salvo".
"Es cierto que ya es muy tarde, pero no te preocupes, nadie pondrá un dedo sobre una mujer desdichada como yo. Incluso si intentan robarme, igual no cargo nada de dinero conmigo".
Justo después de decirle eso a Claude, entró en el coche en el que había llegado y encendió el motor del coche.
Ella pensó que después de decir tanto, Claude captaría el mensaje y la dejaría en paz. No esperaba que, poco después de empezar a conducir, un coche comenzara a seguirla. ‘Supongo que sigue insistiendo en seguirme’.
'Olvídalo. Es igual que su amo. Ambos son demasiado fríos y tercos. No tiene sentido decirle nada más. Dejaré que me siga’.
Sharon no tomó ningún desvío y condujo directamente de regreso a su apartamento. El coche de Claude la siguió hasta el garaje subterráneo.
Después de cerrar su coche, Sharon se dirigió al elevador. Pero para su sorpresa, Claude continuaba siguiéndola.
No tuvo más remedio que detenerse y hablarle. "¿No crees que es suficiente? ¿Acaso planeas seguirme hasta la puerta de mi casa? ¿Quieres que te invite a un vaso de agua antes de irte?".
"Eso no es necesario. No tengo sed", dijo Claude con una mirada seria, lo cual hizo que a Sharon casi se le reventara una vena de la ira.
"Hablar contigo es una pérdida de tiempo. ¡Será mejor que te detengas aquí y no me sigas nunca más!", dijo mientras lo señalaba, prohibiéndole moverse un centímetro más mientras ella retrocedía.
Claude todavía pretendía seguirla, pero Sharon rugió inmediatamente: "¡Quédate ahí! ¡Dije que no me siguieras!".
Sharon retrocedió hacia la puerta de seguridad y, después de entrar, cerró inmediatamente, impidiendo que él la siguiera.
Claude miró a Sharon a través de la puerta de seguridad de cristal. Tocó la puerta y dijo: "Señorita Jeans, deje de bromear...".
Sharon no deseaba prestarle más atención. Se dio la vuelta y se dirigió al ascensor, pero al segundo siguiente, ¡dos sombras negras aparecieron de la nada y la retuvieron!
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