Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1292

Sin importar cuánto Fern protestó y cuánto se sacudió, Eugene actuó como si no escuchara nada durante todo el viaje. Incluso cerró los ojos, como si estuviera dormido.

Sin la aprobación de Eugene, el conductor, naturalmente, no se atrevió a detenerse y dejarla salir.

Finalmente, el coche entró en la villa y se detuvo en el estacionamiento.

Fern vio el lugar familiar afuera. ¡Él la había llevado de vuelta a su villa!

Tan pronto como el coche se detuvo, Eugene abrió los ojos. Resultó que no había estado durmiendo en absoluto. Él simplemente no quería lidiar con ella.

Eugene salió primero del coche y miró a la mujer que no quería salir.

"Baja". El tono de su voz sonaba bastante normal en ese momento.

Fern se cruzó de brazos y no se movió, ni siquiera lo miró. Ahora era su turno de ignorarlo.

"Lo diré de nuevo, baja". Había una pizca de ira en el tono del hombre.

Fern simplemente siguió su ejemplo y cerró los ojos para fingir que dormía.

Se lo merecía por llevarla a ese lugar en contra de su voluntad.

Eugene no hizo ningún sonido y solo miró a la mujer en el coche en silencio.

Completo silencio…

Incluso con los ojos cerrados, ella todavía podía sentir el aura opresiva que emanaba Eugene de su cuerpo. Incluso se le hizo un poco difícil respirar.

De repente, Fern escuchó un sonido proveniente de su lado, seguido por la respiración del hombre. Ella se tensó y abrió rápidamente los ojos, pero entonces sintió una sombra envolviéndola. Al momento siguiente, la estaban cargando.

¡Eugene ya la había sacado del coche antes de que pudiera reaccionar!

Sintió un aura peligrosa a su alrededor. Había algo extraño en él.

"¿Cuándo se juntaron tú y Jeremy, eh?", preguntó, mirándola directamente a los ojos.

El hombre frente a ella tenía cabello oscuro, y ojos del mismo color. Su voz era baja, y su pesada respiración era incómoda.

Fern entendió de inmediato que él debió haber visto la conferencia de prensa que ella y Jeremy dieron, y escuchó lo que Jeremy les había dicho a los reporteros.

"No es asunto tuyo". Ella escupió estas palabras con fingida indiferencia.

Ella sintió una punzada dolorosa cuando la gran palma del hombre apretó su mandíbula y la obligó a mirar sus ojos negro azabache.

"¿Estás con él ahora y vas a montar una agencia con él?". El tono de Eugene era aún más frío que antes.