Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1320

Al principio, el señor Stewart estaba interesado en una mujer con un temperamento ardiente como Fern. Las mujeres que le rodeaban eran siempre obedientes con él y no eran tan interesantes como ella.

Sin embargo, ¡Fern le había abofeteado delante de tantas personas!

Independientemente de lo interesado que estuviera en ella, ¡él no podía soportar más su comportamiento!

Él la abofeteó con dureza en la cara de inmediato. Fern cayó al suelo debido al impacto.

“Solo quieres hacer las cosas de la manera difícil, ¿no? ¿Cómo te atreves a hacerte la pura e inocente delante de mí?”, le gritó el señor Stewart a la mujer en el suelo.

El director Zimmermann se acercó inmediatamente para calmarlo. “Señor Stewart, cálmese. Ella no entiende las reglas. Puede simplemente enseñarle”.

El señor Stewart gritó con enojo: “¡Así es! ¡Una mujer traicionera como ella necesita que le enseñen una lección!”.

Fern se sintió mareada después de recibir una bofetada en la cara. Además, acababa de tomarse varias copas de licor, por lo que se sentía aún más mareada.

Sin embargo, ella no estaba completamente borracha. Ella retrocedió instintivamente cuando vio al señor Stewart quitarse la ropa. Fern lo miró atentamente y preguntó: “Tú... ¿Qué estás haciendo?”.

El director Zimmermann fingió aconsejarla en tono amable cuando notó que ella seguía resistiéndose a los avances del señor Stewart. “Fernie, deja de ser terca. Él te convertirá en la protagonista femenina si está contento contigo. No tendrás que sufrir. ¿Por qué no solo te dejas llevar?”.

“¡Stup! ¡Ustedes son un montón de desgraciados sinvergüenzas!”, regañó Fern con rabia mientras se esforzaba por levantarse.

“Ja... Incluso si soy un desgraciado sinvergüenza, ¡todavía tienes que ceder ante mí!”. El señor Stewart la agarró por el cuello.

Eugene la había tratado así no hacía mucho tiempo. Fern estaba traumatizada por esa experiencia.

Ella ni siquiera podía soportar recibir un trato tan brutal por parte de Eugene, a quien una vez había amado, ¡y mucho menos por parte de ese hombre asqueroso que tenía ante sí en ese momento!