Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1347

"¿Dejar de actuar? ¿A qué acto te refieres?". Sharon no entendió lo que dijo. Después de pensarlo, preguntó: "¿Sospechas que mis sentimientos por él son solo una actuación? ¡Entonces déjame decirte que lo amo y quiero estar con él para siempre!".

Hasta donde ella recordaba, la familia de Howard siempre había estado en contra de que estuvieran juntos. Por lo tanto, no era de extrañar que ella dijera esas cosas.

"Shar, para". Simon no podía creer lo que ella estaba diciendo.

"Tú eres el que debería parar esta tontería. ¡Déjame ir ahora mismo!". Ella relajó su cara, pero en el fondo, todavía estaba un poco asustada de él.

"Esta es tu casa", dijo Simon.

Sharon miró a su alrededor y luego dijo. "¿De qué estás hablando? Esta no es mi casa. ¿Qué quieres exactamente para dejarme ir?".

Simon volvió a guardar silencio y se limitó a mirarla fijamente sin emitir ningún sonido.

"¿Por qué sigues mirándome? Te lo advierto, ¡no te atrevas a pegarme!". Sharon se asustó por la mirada del hombre.

"¿Dejarás por fin de fingir cuando traiga a un médico?". Hasta ese momento, todavía no podía creer que Sharon se hubiera olvidado de él y solo se acordara de Howard.

"¿Médico? ¿Qué médico? ¡No estoy enferma!". Sharon lo miró estupefacta como si fuera él quien estuviera enfermo.

Simon enarcó las cejas. De pronto, no sabía qué hacer con ella.

La niñera se acercó con Bonnie en brazos. "Presidente Zachary, la pequeña señorita sigue llorando. Quiere a su mami".

Simon acercó a su hija y la calmó con cariño. "Ya está, ya está, mi pequeña. Papi está aquí".

Bonnie se inclinó en los brazos del hombre, y sus pequeñas manos se abrazaron al cuello de él mientras gritaba con voz suave: "Mamá...". Quería a su mami.

Simon sostuvo a la bebé cerca de Sharon.

Sharon no era una mala persona por naturaleza, solo estaba enojada por estar atrapada en esa situación. Sin embargo, al ver que la pequeña realmente la necesitaba, no pudo soportar decir que no de nuevo. En contra de su voluntad, extendió las manos para abrazarla.

Incluso la consoló con un susurro muy hábil: "Ohhh, buena chica, no más llanto, no más llanto...". Ella pensó que su reacción era extraña. ¿Por qué estaba persuadiendo a la niña?

Simon la miró y sonrió ligeramente. "Mira, ya no llora porque eres su madre".

"¡No lo soy!", dijo ella inmediatamente y le devolvió a la niña. Sin embargo, cuando estaba a punto de soltarla, la niña empezó a llorar. La pequeña era muy dependiente de ella.

Ya no podía deshacerse de la pequeña tan fácil.

"Si es mi hija... ¿Entonces quién es el padre?", preguntó exasperada.

Simon la miró a los ojos y dijo: "Yo".