Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 146

Su expresión de asombro era bastante divertida. Doblando su dedo, él le dio un golpecito en su frente mientras decía en voz baja: “No puedes tener ningún contacto con él, ¿me oyes?”.

Sharon se frotó su frente dolorida y dijo con un resoplido: “No seas tan autoritario. Tú…”.

Ella no había terminado de hablar cuando fue interrumpida. El sonido de pasos se escuchó dirigiéndose hacia ellos mientras una mujer gritaba: “Simon, ¿estás aquí?”.

¡Era Rebecca!

Sharon no parpadeó mientras lo miraba fijamente de manera burlona. Su ‘mejor amiga’ lo estaba buscando. ¿Él no la iba a soltar?

El hombre tenía una expresión tranquila en su rostro y no parecía preocupado de que Rebecca los viera en el estado en el que se encontraban.

“Simon, ¿dónde estás? La fiesta está a punto de comenzar. El Tío ha pedido que bailemos el baile de apertura...”. Rebecca podía sentir que Simon estaba cerca, pero no podía precisar su ubicación exacta.

Sharon tenía una expresión de burla mientras estaban parados en la esquina. ¿Él no se iba a ir?

Esta vez, Simon frunció el ceño. Una expresión ilegible cruzó sus ojos mientras bajaba la mirada. Haciendo caso omiso de la mirada de burla de ella, él ​​le inclinó la barbilla hacia arriba para besarla y dijo con tono autoritario: “Recuerda lo que dije. No vuelvas a estar en contacto con Eugene”.

Finalmente, la soltó y salió del escondite.

Mientras Sharon se apoyaba contra la pared, escuchó al hombre alejarse. Rebecca lo saludó con felicidad: “¡Simon, ahí estás! La fiesta…”.

“Lo sé”, interrumpió Simon mientras pasaba junto a ella hacia el salón de baile sin siquiera mirarla.

La sonrisa en el rostro de Rebecca se congeló y se sintió agraviada al ver al hombre alejarse con frialdad.

Sharon dobló la esquina cuando el silencio volvió al pasillo. Su pecho se sentía contraído y su cuerpo todavía estaba caliente.

Las mujeres que la rodeaban estaban participando con entusiasmo. Incluso había algunas que intentaron escabullirse y elegir un número a pesar de que no eran empleadas solo para poder bailar con Simon.

Sharon pensó para sí misma que todas estas mujeres habían sido engañadas por su aspecto atractivo.

Su nivel de incomodidad aumentó. Todo su cuerpo estaba ardiendo y el calor parecía aumentar con el pasar de los minutos. Su cabeza también estaba empezando a doler.

No, ella no podía quedarse aquí. Ella estaba borracha o enferma. Ella tenía que irse.

Desorientada, ella no tenía idea de lo que estaba pasando a su alrededor hasta que vio que todos la miraban fijamente. Varias de sus compañeras de trabajo incluso la estaban mirando con furia. Celos y odio aparentes en sus miradas. Ella quería irse, pero fue detenida de hacerlo.

“¡Felicitaciones, Diseñadora Jeans, tiene mucha suerte! Los dioses deben estar sonriéndole”, su colega la felicitó con una voz extraña.

Sharon estaba desconcertada. ¿Qué había para felicitar? Ella estaba borracha después de beber dos copas de vino, ¿cómo era eso buena suerte? ¡Eso era mala suerte!