Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1566

El corazón de Fern se aceleró de repente mientras bajaba la cabeza para mirar a Eugene. Sus ojos seguían cerrados. Su mano tampoco se movía.

Ella lo miró durante unos minutos. Su corazón apretado se relajó finalmente cuando se aseguró de que él no se movía en absoluto. Al segundo siguiente, ella se sintió muy decepcionada.

Había sido un error suyo. Ella pensó que él había reaccionado ante ella. Pensó que se había despertado...

Ella deseaba tanto que se despertara...

Fern bajó su mirada mientras las lágrimas caían por su rostro sin control.

Los fuegos artificiales seguían sonando fuera de la casa. Un nuevo año estaba a punto de llegar.

Él había estado durmiendo todo el año. Hasta entonces no había dado señales de despertar.

Ella apenas podía soportarlo cuando solo había pasado un año. Ella todavía tenía que esperar muchos años en el futuro...

Plic, plac. Sus lágrimas cayeron sobre el dorso de la mano de Eugene repetidamente, lo que la terminó mojando.

Ella bajó la cabeza y se mordió el labio. No se atrevía a llorar en voz alta, ya que tenía miedo de despertar a Rue, quien dormía junto a ellos.

De repente, una gran mano se acercó para secar las lágrimas de su cara. Ella se sorprendió y levantó de inmediato la cabeza para mirar.

Eugene, cuyos ojos habían estado cerrados, ¡había abierto los ojos!

¡Él estaba limpiando sus lágrimas por ella!

Fern estaba sorprendida. Ella lo miró fijamente sin moverse y ni siquiera se atrevió a parpadear, pues tenía miedo de que fuera un sueño o una de sus alucinaciones.

Ella empezó a respirar con cautela.

“¿Por qué... estás llorando tanto?”, preguntó Eugene con mucha dificultad. Su voz era extremadamente ronca.

Fern volvió en sí al instante cuando escuchó la voz del hombre. Sin embargo, no sabía qué hacer. “Tú... ¿te has despertado? ¿Esto es real? ¿No estoy soñando?”.

Él se dio cuenta de las ojeras que había debajo de los ojos enrojecidos de la mujer después de mirarla fijamente desde tan cerca. Esto era una señal de que ella no había descansado bien en mucho tiempo. Ella había adelgazado mucho. Su cara, que siempre había sido bastante pequeña, parecía aún más pequeña en ese momento.

Él podía notar lo cansada y agotada que estaba ella. Ella había estado cuidando de él y preocupándose por él todo ese tiempo.

Él bebió un poco de agua y levantó la mano para sostenerle la cara. Luego la miró de forma evaluativa. Tras esto, frunció el ceño profundamente y preguntó: “¿Por qué has adelgazado tanto?”.

Fern se tocó la cara y dijo: “¿De verdad? Debería estar bien”. Ese año rara vez se miraba al espejo, ya que no estaba de humor para preocuparse por su aspecto.

“¿Has estado cuidando de mí todo este tiempo?”, preguntó él nuevamente.

Ella se encontró con la mirada del hombre y asintió. “Sí”.

“¿Estabas muy preocupada por mí?”.

“Sí”. Ella no le ocultó sus emociones en absoluto.