Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1604

Quincy miró la intensa tormenta afuera. Las olas chocaban repetidamente contra la orilla a cierta distancia, pero el crucero de Dayton aún no había regresado. ¿Cómo se suponía que aguantara las ganas de salir?

Sin embargo, los hombres de Dayton habían recibido órdenes de él. Ellos no podían dejarla salir sin importar lo que ocurriera.

¡Se oyó un fuerte estruendo! ¡Un árbol no muy lejos de la puerta se había partido por la mitad debido al impacto del viento!

El fuerte estruendo hizo que el corazón de Quincy se estremeciera. Ella se llenó de una sensación de pánico y ansiedad.

“¡Quítense del camino! ¡Quiero ir a buscarlo!”, gritó ella con frialdad.

Cuatro hombres se pusieron de rodillas frente a ella mientras le suplicaban: “Joven Señora, el Joven Amo nos ordenó que la cuidáramos. Si le ocurre algo, nuestras vidas habrán terminado. Si desea salir, por favor, mátenos primero”. Después de todo, sus muertes ya estarían determinadas si ella daba un paso afuera.

“Ustedes... ¿Están tratando de matarme de la rabia?”. Quincy jadeó. Tal vez estaba demasiado preocupada y ansiosa, por lo que su estómago comenzó a palpitar también.

Por un momento, ella incluso se había olvidado que estaba embarazada. Ella se acarició el estómago con ansiedad y dijo: “No tengas miedo, bebé... Tu padre está bien...”.

“Joven Señora, tiene que ser considerada con el bebé que lleva en su vientre. Hay fuertes lluvias y vientos violentos afuera. Definitivamente estará en peligro si sale”, le aconsejó uno de los hombres.

Era imposible que Quincy no estuviera preocupada por Dayton. Sin embargo, no podía salir dado su estado actual.

Justo entonces, el señor Cabot entró corriendo desde el exterior. Él estaba empapado por la lluvia. “Joven Señora, el crucero ha vuelto. El Joven Amo debe estar de vuelta. No tiene que preocuparse más”.

“¿Ha vuelto? ¿De verdad?”. Quincy miró hacia afuera. El cielo estaba oscuro debido a la fuerte lluvia. Ella no podía obtener una vista clara del océano desde donde estaba.

“Sí, ha vuelto. ¡Debería llegar pronto a la isla!”.

Quincy se paseaba de un lado a otro con pánico. No dejaba de mirar al exterior mientras se apoyaba la cintura con una mano y se acariciaba ligeramente el estómago con la otra para reconfortar al bebé que llevaba en el vientre.

Después de un momento, ella vio a alguien caminando hacia la casa a través del viento y la lluvia.

Ella se paró en la puerta y observó a la figura caminar hacia ella con una mirada desesperada. Él se estaba acercando a ella... Se estaba acercando cada vez más...

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