Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 1711

“¿En qué estás pensando? Aunque sea mi hijo, eso no cambiará el hecho de que eres mi hija”. Quincy se dio cuenta de lo que estaba pensando Pequeña Pastelito.

“¿Seguirás tratándome como tu hija biológica en el futuro?”. Después de todo, su madre tenía a su hijo biológico de regreso.

“Por supuesto. ¿Desde cuándo no te he tratado bien?”. Quincy siguió consolándola para que no se sintiera angustiada.

Sirius finalmente se dio cuenta de que Pequeña Pastelito no era la hija biológica de su madre...

La repentina noticia le impidió seguir manteniendo la calma.

Él se dio la vuelta para volver a su habitación. Quincy le gritó de repente: “Sirius, ¿a dónde vas?”.

“Quiero tener un tiempo a solas”. Él se alejó a grandes zancadas después de hablar.

Quincy no lo persiguió. Ella comprendía que el niño necesitaba algo de tiempo para procesar todo esto.

“Sirius...”. Pequeña Pastelito quería perseguirlo. Ella pensó que sus palabras lo habían hecho enojar.

Sin embargo, Quincy la detuvo. “No lo molestes. Él procesará todo esto por su cuenta”. Su instinto le decía que él sería capaz de hacerlo.

Quincy miró entonces a Dayton y dijo con irritación: “¿Estás feliz ahora? Pero incluso después de decírselo, aún no se fue contigo”. De lo contrario, su hijo no se habría dado la vuelta para volver a su habitación.

“Nunca tuve la intención de llevármelo. Solo quería decirle la verdad. No quiero que se mantuviera ignorante al respecto”.

“Yo habría encontrado un momento adecuado para contarle todo si necesitaba saber la verdad. No le habría dicho la verdad sin ningún preparativo”. ¡Él ni siquiera se planteó si su hijo podría aceptar la verdad!

Dayton se burló y dijo: “¿Cuándo es el momento adecuado? Si yo no lo hubiera dicho, tú no habrías dicho nada”. Quincy no había pensado en el momento de decirle la verdad a Sirius. También pensó que estaría bien aunque las cosas siguieran así para siempre. Ella no tenía que decirle que era su madre biológica.

“¿Solo estarás en paz después de hacerle saber la falta de armonía que tienen sus padres?”. Quincy no quería que su hijo supiera que sus padres eran enemigos.

Tia Smith se despertó una semana después. Todo su cuerpo estaba envuelto en vendas como una momia. Su cara estaba envuelta en vendas blancas también. Había quemaduras en una gran superficie de su piel. Era un milagro que siguiera viva.

Ella ni siquiera podía hablar. Solo podía emitir pequeños gemidos.

Ella agarró la mano de Hayley con fuerza y la miró mientras lloraba sin parar. “Mmm, mmm...”, gritó ella con dolor.

Hayley se sintió extremadamente triste al verla en ese estado. Si hubiera sabido que algo así iba a suceder, ella no habría ido a rescatarla. Era mejor para ella estar muerta que vivir en semejante tormento.

“No llores. Tus lágrimas agravarán tus heridas”. Hayley no sabía qué decir para consolarla.

“Mmm, mmm...”. Tia hizo gestos y se señaló la garganta.

“¿Quieres hablar? Te daré un bolígrafo y un papel. Puedes escribirlo”. Hayley encontró un bolígrafo y un pedazo de papel en el cajón antes de entregárselos.