Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 290

Parecía que el Gerente Hayes fue un poco descuidado. Solo le había pedido la opinión a Simon.

Ahora, todos en la habitación contenían la respiración mientras miraban a su jefe. Ellos conocían a Sharon y también habían oído hablar de por qué la despidieron. No esperaban que ella fuera tan talentosa y se convirtiera en una diseñadora en Grupo Próspero en un abrir y cerrar de ojos.

Sharon miró al hombre con una expresión ilegible. Él podría ser reacio a que ella se sentara a su lado, ¿verdad?

Después de un rato, el hombre dijo insípidamente de una manera que no era ni demasiado rápida ni demasiado lenta: “Parece que a ella es la que le importa”.

El corazón de Sharon tembló. ¿Quería decir que accedió a que ella se sentara a su lado?

El Gerente Hayes finalmente entendió después de perder el ritmo. Se rio entre dientes y dijo: “Así es, todos seremos amigos después de sentarnos juntos a comer”.

Él le pidió al camarero que le trajera una botella de buen vino. “Presidente Zachary, Señorita Jeans, permítanme hacerles un brindis”.

Sharon no podía contener el alcohol, así que no quería beber demasiado. Sin embargo, el Gerente Hayes era demasiado apasionado y ella no podía hacer nada más que beber con ellos.

Inesperadamente, el contenido de alcohol del vino que trajo el camarero era bastante alto. Ella bebió el vino y la sensación de ardor se extendió desde su garganta hasta su estómago.

Después de beberlo, sintió que se estaba emborrachando.

El Gerente Hayes sugirió más tarde que bebiera con el Presidente Zachary. Si no fuera porque necesitaba la ayuda del Gerente Hayes en el futuro y no tenía otra opción, ella no se habría bebido esta copa de vino.

Simon lucía indiferente. Cuando tintinearon las copas, algo brilló en sus ojos oscuros.

Después de un rato, Sharon encontró una excusa para dejar la mesa. No quería enfrentarse a Simon. Además, se estaba mareando cada vez más, así que debía estar borracha.

Ella salió por el sendero que conducía al jardín. El paisaje aquí era muy bueno. La vista en el jardín había sido diseñada especialmente cuando se construyó, pero después de mucho tiempo, se había vuelto un poco fría.

La brisa fría de la tarde la hizo sentir mucho más sobria. Continuó caminando un rato cuando de repente escuchó unos ruidos extraños de los arbustos frente a ella.

Al principio, no escuchó el sonido con claridad, así que pensó que era un gato salvaje. Sin embargo, cuando se acercó, ella escuchó a algunas personas hablar.

Era la dulce voz de una mujer. “Oh, sinvergüenza...”.