Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 304

Sharon comenzó a estar más ocupada después de que Grupo Próspero comenzó el proyecto de desarrollo del complejo turístico. Lo que más la preocupaba eran todos los mensajes de acoso de Howard.

Todos fueron saludos poco sinceros. ¡Él incluso le enviaba mensajes después de la medianoche!

Ella consideró acudir a la policía si ese hombre seguía acosándola. De lo contrario, ¡iba a perder la cabeza!

Sharon no sabía qué quería hacer Howard con ella.

Él seguía diciendo que quería reunirse con ella. Ella pensó que era una broma.

Sharon trabajó horas extras esa noche y salió de la oficina muy tarde. Al ver que la carga de trabajo de Sharon era pesada, Eugene le facilitó un coche de la empresa.

Ella condujo de regresó a su casa y estacionó el coche en un estacionamiento fuera de su vecindario.

Era muy tarde por la noche y no había peatones en las calles. Ella cerró su coche y estaba a punto de dirigirse a la entrada del vecindario cuando varias figuras saltaron de la nada y la rodearon rápidamente.

Todos eran hombres altos y fornidos vestidos con trajes negros. Parecían mercenarios.

Ella estaba nerviosa, pero trató de mantener la calma mientras miraba a esos hombres con frialdad. “¿Qué quieren?”.

Basado en sus posturas, no parecían matones ni violadores.

“El Segundo Joven Amo solicita su presencia, señorita Jeans”, dijo uno de ellos.

“¿Quién?”.

Ella nunca antes había oído hablar de ese “Segundo Joven Amo”.

“Lo sabrás después de seguirnos”. El hombre agitó la mano y los demás se acercaron a ella.

Sharon no pudo oponer resistencia. Dos de los hombres la agarraron por los brazos y se la llevaron.

“No sé quién es el Segundo Joven Amo del que están hablando. ¿Están equivocados? ¡Suéltenme!”.

Ellos ignoraron sus gritos y la arrastraron hasta el coche frente a ellos.

Sharon miró en la dirección de la voz y vio la silueta de un hombre caminando hacia ella. La farola proyectaba una larga sombra frente a él.

Su presencia intimidante hizo pensar a las personas que había llegado el diablo.

¡Era Simon Zachary!

Sharon no esperaba que el hombre apareciera en ese momento crucial.

Detrás de él estaba Franky, su asistente y su conductor.

Si el conductor estaba allí, ¿eso significaba que estaban de paso?

No, era imposible que fuera una coincidencia, pues ese hombre nunca pasaba por ese lugar.

Los hombres de negro estaban sorprendidos. Por un tiempo, olvidaron que estaban en medio de llevarse a Sharon a rastras.

“Déjenla ir”. Simon ya estaba frente a los hombres. Él los fulminó con su gélida mirada.