Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 363

Sharon se quedó momentáneamente aturdida cuando escuchó lo que dijo el hombre, pero luego vino la ira. Una ola de ira rodó por su pecho.

Ella trató de empujarlo lejos, pero fue en vano. Ella solo pudo sonreír con frialdad. “¡Aún estás tratando de engañarme! Mañana te casarás con Summer. ¿Me estás tratando como una tonta que volverá a creer en tus tonterías?”.

“Sé que no eres una tonta, así que no te estoy engañando. ¡Te dije que tenía un trato con ella!”, dijo el hombre sombríamente.

Sharon dejó de luchar por un tiempo. Después de un momento de silencio, preguntó fríamente: “¿Acaso dijiste... que te casabas con ella por un trato?”.

“Sí”.

“Entonces dime, ¿cuál es el trato?”.

Simon se quedó en silencio durante unos segundos antes de decir: “No puedo explicártelo ahora mismo”.

Sharon lo miró fijamente y se burló. “No es que no puedas explicarlo. Es que aún no has descubierto cómo mentirme, ¿verdad?”.

“¡No te estoy mintiendo!”.

“¿Crees que aún puedo confiar en ti?”.

“¿Por qué no puedes confiar en mí? ¿O nunca me has creído?”.

Sharon estaba un poco triste. Ella se rio levemente de sí misma. “Quizás... Ahora que te vas a casar, lo nuestro se terminó”.

¿Cómo podía esperar que ella confiara en él? Si no le había mentido como dijo, debería haberle explicado todo, pero no dijo nada y fue a ese lugar sin decirle que se casaría. Le costaba creerle.

Las pupilas de Simon se encogieron de repente. Sus grandes palmas la sujetaron por los hombros y la miró con la mirada más fría que tuvo alguna vez mientras decía con los dientes apretados: “¿Qué dijiste?”.

“¿A dónde me llevas?”. Ella estaba nerviosa. La expresión del hombre era aterradora.

“¡Te quiero fuera de aquí ahora mismo!”.

Resultaba ser que él quería deshacerse de ella. Ella se resistió. “¡No me iré! ¿Te sientes culpable? ¿Te preocupa que sabotee la boda?”.

“No puedes quedarte aquí. Te llevaré al aeropuerto. ¡Pórtate bien y vete a casa!”.

“No me iré. Suéltame...”.

Mientras luchaban y tiraban, alguien apareció de repente ante ellos. La voz de una mujer espetó fríamente: “Deténganse. ¡Nadie se va!”.

Summer estaba de pie al final del pasillo, apuntándoles con una pistola negra.