Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 463

¿Por qué se convirtió en una mujer desagradecida y sin corazón por la boca de la enfermera?

“Jum, me pregunto si esa mujer llamada Sharon tiene problemas mentales. ¡Solo está buscando el desastre si no quiere casarse con un hombre tan excepcional!”. La enfermera estaba muy emocionada, era como si fuera ella la que se quedó en el altar.

Sharon no dijo nada. ¿Qué otra cosa podía decir?

Ella también sintió que estaba buscando un desastre, pero no se arrepentía de haber cambiado de opinión.

“¿Has terminado de cambiar el vendaje?”. Eugene entró a la habitación sin que ninguna de las dos se diera cuenta. Él estaba de pie detrás de ellas con una sonrisa superficial.

La enfermera se sintió un poco tímida al verlo. Hablaba con más suavidad que antes. “Sí, ya está hecho, p-presidente Eugene”.

“Salga entonces”. Es una pena que Eugene fuera tan insensible.

La expresión de la enfermera cambió un poco, pero no se atrevió a quejarse. Asintió con la cabeza, guardó la medicina y se fue.

Después de que la enfermera se fuera, Sharon no pudo contener más la risa y estalló en carcajadas.

“¿De qué te ríes?”. Eugene se acercó a ella.

“Eres muy aburrido”.

Eugene levantó la ceja, pues estaba confundido. “¿Cómo que soy aburrido?”.

“¿No viste que la enfermera se sonroja en cuanto te ve?”, dijo Sharon.

“¿Y qué?”.

Sharon agitó su cabeza con impotencia. “Significa que le gustas y te admira. ¿No lo ves?”.

“A mí no me gusta ella”. Él fue directo.

“¿Entonces quién te gusta?”, preguntó Sharon con curiosidad. Recordó a la señorita Thompson que solía llorar y rogar por verlo.

Los ojos estrechos de Eugene perdieron el ánimo. Una mirada complicada apareció en sus ojos, pero la ocultó bien.

Además, ¿no estaba fingiendo amnesia para romper por completo todos los lazos con Simon?

La única persona a la que echaba de menos era su hijo... Quizás le resultaría difícil volver a verlo.

Su hijo estaba con Simon, así que no estaba preocupada.

“¿No quieres?”, preguntó Eugene con voz grave al ver que ella no decía nada.

“Sí quiero”, dijo ella apresuradamente. Luego preguntó: “¿A dónde me vas a enviar?”.

“Depende de ti. Quiero enviarte al extranjero para que aprendas algo nuevo. ¿En qué estás interesada?”.

Sharon contempló mientras fruncía el ceño. No sería apropiado que siguiera aprendiendo diseño de edificios porque eso era su yo del pasado.

Ya que tenía una nueva identidad, debería aprender algo nuevo.