Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 671

Sharon y Simon regresaron a la casa de los Zachary para recoger a su hijo. Xena también los acompañó.

Penelope se llenó de alegría cuando escuchó que Simon regresaría a casa, pero la sonrisa en su rostro desapareció instantáneamente cuando vio a Sharon con él.

Ella no sabía que Sharon lo acompañaría.

Esta era la primera vez que se encontraban desde el regreso de Sharon.

Penelope entrecerró sus ojos mientras miraba a Sharon con frialdad. Ella le dijo de manera burlona: “¿No es esta la señorita Newton de la casa de los Newton? Así que, ¿eres Sienna Newton o Sharon Jeans ahora?”.

“Hermana…”, dijo Simon. Él sabía que a ella no le agradaba Sharon, y había anticipado que Penelope también le dificultaría las cosas. Él estaba a punto de defender a Sharon cuando fue interrumpido por Penelope.

“No me llames tu hermana. ¿Aún me tratas como a tu hermana? Anunciaste tu compromiso sin discutir nada conmigo antes. ¡Déjame decirte que nunca estaré de acuerdo con este matrimonio!”, gritó Penelope con enojo.

Simon frunció el ceño. Incluso después de que había pasado tanto tiempo, la ira de Penelope no se había disipado ni un poco.

Sharon había anticipado que Penelope la trataría de esa manera. Después de todo, a la mujer nunca le agradó desde el principio.

“Penelope, soy Sienna Newton, pero también soy Sharon Jeans. Sé que no te agrado. Le hice daño a Simon hace dos años, pero ahora quiero compensar mi error”.

“¿Compensar por tu error?”. Penelope se burló con frialdad. “¿Sabes cuánto lastimaste a Simon cuando lo abandonaste en tu boda hace dos años? ¿Crees que alguna vez podrás compensar eso?”, preguntó ella.

“Sé que fue mi culpa. En ese entonces era demasiado imprudente... Pero pagué el precio por ello”.

Después de huir de la boda, ella tuvo un accidente automovilístico. Había sido una experiencia cercana a la muerte.

“Tenía mis propias razones para irme en ese entonces. Yo…”.

Sharon miró a Xena instintivamente. Ella era la cuñada ideal para Penelope. No era de extrañar que Penelope la contratara como asistente de Simon.

“Hermana, ya te dije que mi esposa solo será Sharon. No es necesario que digas nada más, solo te lo estoy contando. No tienes que decidir las cosas por mí”, dijo Simon. Él tomó la mano de Sharon con la intención de llevarla de regreso a su habitación. “Sube y descansa un poco. Puedes ver a Sebastian después de que regrese de la escuela”, le dijo a su mujer.

Sharon miró a Penelope, cuyo rostro estaba contraído por la rabia. Ella sabía que Penelope no la escucharía por mucho que intentara aclarar las cosas.

Sharon suspiró y le sonrió a Simon. “Está bien”, dijo ella.

Penelope no los detuvo. Ella reprimió su furia mientras los veía irse. Finalmente, no pudo resistir más; la taza de la mesa cayó al suelo y se rompió.

“¡Qué mujer tan despreciable y desvergonzada!”, regañó Penelope en voz baja.

“Tía Penelope, no se enoje. No vale la pena arriesgar su salud por esto”, la consoló Xena con una voz amable mientras apartaba la mirada y volvía al lado de Penelope.