Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 700

"Tch... Xena, puedes dejar de actuar frente a mí. ¿Sabes que esa cara tuya no puede ocultarme nada, verdad?", dijo Howard mientras se reía fríamente.

"¿Cómo te atreves…?". Xena estaba avergonzada y enojada. Sin embargo, estalló en carcajadas y se burló: "¡Yo diría que tanto tú como Sharon están enfermos!".

Ella quería irse del lugar. No quería decirle nada más a Howard, ya que él sospechaba demasiado.

"Xena, ya deberías tener muy claro que mi tía no puede evitar que mi tío se case. La única forma de que tengas posibilidad de casarte con mi tío es cooperando conmigo", dijo Howard lentamente mientras ella se volteaba y le daba la espalda.

Los pasos de Xena se detuvieron. Quería irse e ignorar aquel comentario, pero lo último que había dicho sobre ella siendo la esposa de su tío era algo muy tentador.

Ella se dio la vuelta y lo miró fijamente. Luego fingió un tono burlón y dijo: "¿No que eres muy hábil por tu cuenta? Puedes estrangularme hasta matarme cuando quieras. Si ese es el caso, ¿por qué todavía quieres trabajar conmigo?".

"Aunque eres un poco tonta, te gusta mucho mi tío. Puedo ayudarte a cumplir tus deseos... si te unes a mí".

La expresión de Xena cambió. '¿Me está elogiando o me está criticando?'.

Sin embargo, ella tenía más curiosidad sobre lo que el hombre estaba planeando.

"¿Dices que puedes convertirme en la esposa de Simon?".

Al ver que Simon estaba dispuesto incluso a ofender a Penelope solo para casarse con Sharon, ella en serio no podía pensar en qué otro método podría idear Howard para hacer que Simon cambiara de opinión.

Howard arqueó las cejas. "Por supuesto".

"Dime cómo quieres que trabajemos juntos".

Mientras pudiera ser la esposa de Simon, Xena podría soportarlo, a pesar de que Howard era muy irritante.

Los ojos de Howard brillaron mientras mostraba una sonrisa fría. "Sígueme. ¿Cómo podría hablar contigo sobre esto de aquí?".

Ella se estaba quedando allí en ese momento. Cuando Eugene se enteró de que Rue era su hija, insistió en que se quedaran con él en la villa.

Fern había perdido su libertad. Ya sea que estuviera asistiendo a clases o yendo a una sesión de fotos, siempre había guardias de seguridad yendo a recogerla después de que terminara.

Los guardaespaldas no se retiraron hasta después de escoltar con seguridad a Fern hasta el pasillo, ya que eso marcaba la finalización de sus tareas.

En el momento en que Fern entró, vio al hombre sentado en el sofá de un brazo. Sus ojos la miraban en silencio, como si la hubiera estado esperando.

Sin embargo, ella no quería hablar con él. El solo ver su rostro hizo que la llama de rabia dentro de ella fuera incapaz de extinguirse. Ella lo miró con frialdad y luego se dio la vuelta para regresar a su habitación.

"Ven aquí". La voz del hombre sonó de repente detrás de ella.

Los pasos de Fern se detuvieron un momento, pero ella continuó caminando, haciendo oídos sordos a la orden del hombre.