Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 725

¿Por qué un hombre tan orgulloso hablaría de supersticiones como esas solo para mantenerla a su lado?

En ese momento, ella podía sentir que su corazón solo latía por él.

“Simon, seré tu persona especial para siempre...”. Ella no pudo evitar decir esa frase.

Al escuchar esto, el hombre se sintió un poco conmovido. Él la miró a los ojos y bajó la cabeza para besar incontrolablemente los labios rojos de ella.

Una vez que sintió la calidez del hombre en sus labios, su cuerpo tembló levemente. Sin embargo, ella lo apartó con ansiedad y dijo: “No... me arruinarás el lápiz labial”.

La maquilladora había tardado mucho en terminar de maquillarla. Seguramente tendrían que retocarlo de nuevo si él la besaba.

“Te ayudaré a arreglarlo después”, dijo él a la ligera, sin darle a ella la opción de negarse. Él se inclinó para besarla de nuevo y no le importó que se le arruinara el lápiz labial.

Sharon se estaba poniendo un poco eufórica por esto. Él era un hombre tradicional, así que si él le arruinara el maquillaje, ¿sabría siquiera cómo retocarlo?

Aunque eso era lo que estaba pensando, ella lo agarró inconscientemente por los hombros y levantó la cabeza para aceptar su abrazo.

En otra habitación, Xena estaba mirando a través de las cámaras de vigilancia. La boda estaba a punto de comenzar, ¡pero los dos aún no podían quitarse las manos de encima!

Ella había instalado en secreto una cámara de vigilancia en el camerino la noche anterior para poder ver todo lo que sucedía en el interior.

¡Ver a Simon besando a Sharon tan profundamente la hizo apretar los dientes con molestia!

Sharon no era más que una persona con problemas de salud mental, entonces, ¿qué demonios le atraía de ella?

Xena respiró hondo y trató de reprimir su ira. ‘Todo estará bien. La persona con la que Simon se va a casar seré yo, de todos modos. ¡Yo seré su novia!’.

‘¡Dejaré que Sharon tenga su pequeño momento!’.

...

Simon estaba tan entusiasmado ese día que Sharon apenas podía respirar una vez que terminaron. Sus labios se habían separado de los de ella a regañadientes, pero sus ojos profundos aún estaban fijos en ella. Entonces, su voz sonó ronca cuando dijo con una sonrisa: “¿No te he enseñado a tomar un respiro?”.