Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 759

Él necesitaba conocer los detalles de los antecedentes de ese médico. Ellos habían contratado a muchísimos médicos, pero sus intentos de formular el antídoto habían sido todos en vano. ¿Por qué este podría tener éxito?

Howard había comprado una villa fuera de la casa de los Zachary. Por lo general, se quedaba allí solo.

Ya que Sharon iba a quedarse allí, él contrató a algunas sirvientas para que la cuidaran.

“Quédense aquí sin preocupaciones. Nadie los molestará aquí. El doctor Wein también vive aquí. Si pasa algo, pueden llamarlo en cualquier momento”, le dijo Howard a Sharon y Eugene.

Eugene se quedaría allí con Sharon. Le preocupaba que pasara algo a su hermana si ella se quedaba sola en ese lugar.

Después de salir del hospital, las emociones de Sharon se calmaron. Ella estaba demasiado callada en ese momento.

No sabían si ella escuchó lo que Howard le había dicho antes. Ella continuó mirando fijamente por la ventana en silencio.

Eugene suspiró al verla de esta manera. Él la llevó cargando a la cama y la dejó acostarse. Luego la arropó entre las sábanas.

“Deberías descansar un poco. Te prepararé algo de comida”, dijo él. Los pómulos de ella se habían vuelto mucho más visibles después de soportar los efectos del veneno durante los últimos días.

Sharon finalmente movió los ojos para mirarlo. “Claro”, respondió ella en voz baja.

Eugene salió de la habitación con Howard.

“Hay una sirvienta que se encarga de cocinar. Puedes decirle si quieres comer algo. No tienes que preparar la comida tú mismo”, le dijo Howard a Eugene.

“Sé lo que a ella le gusta comer. Es mejor si le preparo la comida yo mismo”.

“Eso... está bien también”.

Eugene miró con severidad directamente a los ojos de Howard. “¿Ese médico que es amigo tuyo puede realmente formular un antídoto para ella?”, preguntó él.

“Sobre esto... Él no está 100% seguro, pero siempre ha estado interesado en todo tipo de venenos. También ha realizado muchas investigaciones. Dale algo de tiempo. Creo que podrá descomponer los componentes del veneno y encontrar un antídoto con el tiempo”.

Él salió de la sala médica con molestia. Pateó una piedra al costado del camino. Esta no era una solución. Le preocupaba que Sharon no pudiera soportar los efectos del veneno.

Dado que ella se estaba quedando en su casa en ese momento, él tenía que aprovechar esta oportunidad. Él tenía que ganarse su corazón durante esta oportunidad.

¡Él quería que ella se diera por vencida con su tío por completo!

Mientras tanto, la casa de los Zachary se sumió en un estado de caos. Sebastian estaba causando un alboroto total.

Las sirvientas lo perseguían y le rogaban que no tirara más cosas.

Él levantó un jarrón en el aire y estuvo a punto de romperlo en el suelo con rabia. “¡Ese desgraciado! ¡Ese cabrón! ¡Él no es un ser humano!”, regañó el pequeño en un ataque de rabia.

Simon vio el desorden en el suelo en el momento en que entró a la casa. Su mirada se volvió sombría mientras gritaba con frialdad: “¿Qué estás haciendo? ¿A quién estás regañando?”.