Das histórias de Internet que li, talvez a mais impressionante seja Ten cuidado, mi papá CEO. A história é boa demais, me deixando com muitas expectativas. Atualmente, o mangá foi traduzido para Capítulo 760. Vamos agora ler a história Ten cuidado, mi papá CEO do autor Internet aqui.
Una vez que Penelope vio que Simon había regresado, ella no pudo resistir el impulso de quejarse con él: “Míralo. Mira a tu querido hijo. Lo estamos cuidando bien, pero él está destrozando toda la casa. ¡Incluso rompió algunos de mis jarrones!”, refunfuñó.
Sebastian ya era un niño grande. Nadie se atrevía a detenerlo cuando estaba haciendo un berrinche. Esas sirvientas no se atrevieron a hacerle nada, ya que él era el único pequeño Joven Amo de la familia.
A Sebastian no le importaban las quejas de Penelope. “¡Te estoy regañando, cabrón! ¡Eres una basura!”, le gritó a su padre con enojo.
Simon frunció el ceño. Antes de que pudiera reprenderlo, Penelope gritó: “¡¿Qué crees que estás haciendo?! ¿Cómo puedes comportarte como un mocoso insolente? ¿Cómo te atreves a regañar a tu propio padre?”.
“A partir de hoy, ¡él ya no es mi padre! Ya no es mi padre desde que se casó con otra mujer. ¡Quiero romper nuestra relación de padre e hijo!”, anunció Sebastian en voz alta mientras se paraba encima de una mesa de café con un gran jarrón en sus manos.
La expresión de Simon se ensombreció. Sin embargo, no dijo nada.
Mientras tanto, la respiración de Penelope se hizo más pesada mientras lo reprendía una vez más: “¡Qué niño tan taimado! ¿Dónde aprendiste a decir tales cosas? ¿Lo aprendiste de tu loca madre?”.
Las palabras de la mujer parecían haber desencadenado la ira de Sebastian. Él le arrojó el jarrón a Penelope y rugió en voz alta: “¡Mi mami no está loca! ¡Ustedes son los locos!”.
“¡Ah!”, gritó Penelope mientras esquivaba el jarrón en un estado de pánico. El jarrón se hizo añicos en el suelo frente a ella. Había estado a punto de golpearla y fue suficiente para sorprenderla.
“Tú... tú...”, tartamudeó ella mientras señalaba a Sebastian. Ella estaba tan enojada que le costaba respirar.
Xena se apresuró a ayudarla a levantarse. “Hermana, ¿estás bien?”, preguntó ella.
“Simon, ¡¿por qué no le estás dando una lección?!”, le gritó Penelope a Simon mientras colocaba una mano sobre su propio pecho. Había una expresión desagradable en su rostro.
Los hermosos rasgos de Simon se comenzaron a llenar de enojo a medida que su expresión se hacía más seria. Este pequeño bribón se había excedido. Incluso él no se atrevía a tirarle cosas a su hermana.
Simon dio unos pasos y tiró de Sebastian para bajarlo de la mesa de café. “¿Quién te enseñó a actuar de forma tan imprudente, eh?”, preguntó él.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: Ten cuidado, mi papá CEO