Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 868

Henry clavó una mirada aguda e intensa en Franky. Después de un rato, él dijo con frialdad: “Él debería resolver sus propios problemas”.

Un escalofrío recorrió la espalda de Franky. Él solo le había mentido a Tammy porque sabía que Henry no estaría de acuerdo en reconciliarse con Sharon. Además, sería problemático si Tammy supiera sobre su relación pasada.

Él había hecho todo por su cuenta, así que tenía que resolver este problema él mismo.

Él bajó su mirada y le dijo a Tammy: “Lo consideraré y te diré mi decisión mañana”.

Tammy no lo obligó a tomar una decisión, ya que era un colaborador cercano de Henry.

“Está bien, pero me gustaría darte un consejo. Basado en sus palabras, sabes lo desesperada que ella está. Si no la ves, estarás siendo demasiado duro con ella”, dijo Tammy. Ella no estaba del lado de Sharon, pero esperaba que pudieran reconciliarse.

Si se reconciliaban, Sharon no la molestaría más. Esto era porque no podía dejar de tener la sensación de que era peligroso dejar que Sharon se acercara a Henry.

Después de que Tammy se fue, Franky se disculpó inmediatamente con Henry. “Lamento haber hecho todo por mi cuenta. Por favor, no se enoje”.

Henry sabía que lo había hecho por consideración hacia él, así que no lo culpó. Sin embargo, estaba un poco frustrado. “Manéjalo apropiadamente”, dijo él con una expresión fría en su rostro.

“Presidente Zach… señor Henry, ¿por qué no le revela su identidad? Ella lo ha estado buscando durante mucho tiempo. Lo escuchaste hace un momento. No lo rechazará...”.

“¡Cállate! ¿Desde cuándo puedes opinar en lo que hago?”, refunfuñó Henry con enojo. Había una expresión aterradora y fría en su rostro.

Franky no se atrevió a decir nada más. Él sabía que Henry aún se negaba a decirle a Sharon quién era...

“Me ocuparé de este problema y me aseguraré de no causarle ningún problema”, dijo Franky de inmediato.

“Vete”, dijo Henry sin emoción.

Henry se quedó solo en su habitación y miró fijamente por la ventana con una mirada seria. Su mirada era terriblemente sombría.

Después de un rato, él cerró los ojos y se agarró con fuerza al apoyabrazos de la silla de ruedas. Su cuerpo comenzó a temblar mientras una ráfaga de emociones se apoderaba de él.