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Chave de pesquisa: Ten cuidado, mi papá CEO Capítulo 892
Los suaves labios de la mujer se apretaban contra los de Simon mientras este respiraba hondo. Estaba preocupado por sus heridas y quería alejarla, pero esta mujer atrevida se inclinó para besarlo, de todos modos. Nunca había podido rechazarla, especialmente cuando ella tomaba la iniciativa de besarlo. No pudo evitar suspirar, y apretó su gran palma en la parte de atrás de la cabeza de ella y le devolvió el beso.
Sin embargo, Simon todavía estaba preocupado por la herida de ella, por lo que sus movimientos se mantuvieron suaves y delicados. La gente que los rodeaba nunca pensó que la pareja se perdería tan profundamente en el momento y se besaría tan apasionadamente. Actuaban como amantes que finalmente se reunían después de mucho tiempo, y simplemente no podían contener sus emociones. Todos apartaron la mirada en señal de respeto. Franky también se dio la vuelta, y Summer enarcó las cejas antes de mirar en otra dirección.
Cuando Summer movió la cabeza y vio a Tammy, notó la ira y los obvios celos en los ojos de esta. Tammy se quedó mirando sin pestañear a la pareja mientras se besaban. Summer suspiró para sus adentros. Nunca esperó que Tammy terminara enamorándose de Simon. De lo contrario, nunca lo habría llevado a la Mansión Chester.
Mientras los fulminaba con la mirada, Tammy sintió que su pecho se llenó de tanto odio y celos que casi explotó. ¡¿Cómo podían… cómo se atrevían a besarse frente a tanta gente?! ¡¿Acaso no les daba vergüenza?! ¿Acaso Sienna la estaba tratando como si no existiera? ¡Henry le pertenecía a ella!
Tammy apretó los puños con fuerza, y sus ojos estaban enrojecidos por los celos. Mantuvo sus ojos sobre ellos, mirándolos fríamente, con intenciones asesinas destellando en sus ojos.
…
Aunque estaba completamente inmerso en ese beso tan esperado tras por fin reunirse con su mujer, Simon seguía más preocupado por la herida de Sharon que por otra cosa, y pronto se alejó de ella.
Sharon estaba jadeando levemente cuando separó sus labios, que se veían húmedos y enrojecidos de tantos besos. No había nada más que anhelo en sus ojos. El hombre le agarró la mano con fuerza, y su voz ronca sonó sensual cuando dijo: "Buena chica, ahora vuelve a casa con Franky".
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