Ten cuidado, mi papá CEO romance Capítulo 955

“¿Eh? ¿Por qué?”.

“Para que estés más alerta y dejes de obsesionarte con los juegos”.

“¡Está bien, hemos llegado a un acuerdo!”, dijo Sebastian con confianza. Él no pensó que iba a perder. Simon se tomó unos minutos para comprar dos cuentas de juego. Cinco minutos después, Simon y Sebastian tenían cuentas de alto rango. Ellos se conectaron al juego, iniciaron sesión en sus cuentas y entraron al campo de batalla.

“Papi, ¿quieres familiarizarte con el juego y aprender a usar las habilidades primero? De lo contrario, dirás que me estoy aprovechando de ti después”, dijo Sebastian. Sus palabras fueron demasiado arrogantes. Él simplemente no quería que su papi perdiera de forma tan aplastante. Después de todo, él nunca antes había jugado este juego.

“No necesito hacer eso. Empecemos”, dijo Simon. Él había entendido a fondo los controles del juego con una sola mirada.

“Ya lo has dicho. No te arrepientas si pierdes contra mí después”.

“Deja de tonterías y comencemos”. Ambos comenzaron a luchar entre sí en el juego. Sebastian operó los controles rápidamente y era claro que conocía bien este juego. Simon no se apresuró. Él permaneció a la defensiva en lugar de atacar a Sebastian al principio.

“Papi, ¿sabes cómo jugar este juego?”, preguntó Sebastian. Él no podía soportar seguir jugando después de ver al personaje de Simon retirarse repetidamente y ser golpeado por su personaje. Sin embargo, se arrepintió de inmediato tras decir esto. ¡Su papi había comenzado a atacarlo! ¡Su papi usó un movimiento letal con él y vació la mitad de su medidor de vida cuando estaba distraído!

“¡Maldita sea! ¡Eres muy rudo!”. Sebastian recargó inmediatamente su personaje y esquivó los ataques de su padre. La sonrisa de Sebastian se desvaneció gradualmente. Él había estado pensando si debería mostrarle algo de misericordia a su padre, pero en ese momento, estaba a punto de llorar. Ellos habían acordado jugar tres rondas, ¡pero acababa de perder una de las rondas!

“¡Hagamos esto de nuevo!”. Él puso toda su atención en jugar el juego. No se atrevió a bajar la guardia esta vez. No esperaba que su papi, que nunca antes había jugado ese juego, fuera tan hábil. En la siguiente ronda, ambos lucharon durante mucho tiempo. Finalmente, Sebastian perdió. ¡Él sentía como si su mano estuviera a punto de romperse por operar los controles tan rápido durante la partida!

“No”.

El brillo en la mirada de Sebastian se apagó. “Es una pena. Con tus habilidades, ¡definitivamente obtendrías el primer lugar si te unieras a una competencia!”.

“¿Terminaste de hablar? Si es así, ve y levanta la maceta”, dijo Simon.

Las palabras de Sebastian no lo conmovieron en absoluto. Era inútil que Sebastian lo colmara de elogios.

Sebastian hizo un puchero y dijo: “Lo haré. Deja de insistir”. Él levantó la maceta sobre su cabeza y se paró junto a la ventana. Él aún estaba ocupado pensando en formas de convencer a su papi para que se uniera a una competencia cuando un destello de luz apareció frente a la ventana. Alguien había tomado una fotografía de Sebastian siendo castigado levantando una maceta sobre su cabeza.