Resumo de Capítulo 39 – Uma virada em Tener hijo con mi mejor amigo de Internet
Capítulo 39 mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de Tener hijo con mi mejor amigo, escrito por Internet. Com traços marcantes da literatura Triángulo amoroso, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.
Punto de vista de Kelly
Pierce recogió los resultados de mi ultrasonido y entré en pánico. Ese informe podría darle una idea de cuánto tiempo llevaba embarazada.
Con temor de que descubriera la verdad, le arrebaté los papeles.
Se notaba el dolor en sus ojos, pero lo disimuló con una actitud fría. Tensó la mandíbula y miró mi estómago antes de volver a mirarme.
Miré sus hermosos ojos que todavía podían atravesar mi alma con su mirada. Mi corazón aún latía tan fuerte cada vez que lo veía. Sin embargo, la realidad de las cosas ya estaba frente a nosotros.
"¡Kelly! Que agradable coincidencia", sonrió Lexi mientras sostenía el brazo de Pierce.
Él estaba a punto de irse, pero ella lo detuvo. Apreté los labios y escondí el informe de mi embarazo en mi bolso.
Lexi miró detrás de mí. "¡Oh! ¿Vienes sola? ¿Dónde está el padre tu bebé?".
Su comentario me irritó. ¡Estaba justo al lado de esa zorra! Moría de ganas de darle de cachetadas hasta que se desangrara. Ella me había quitado al padre de mi hijo.
Lexi levantó una ceja mientras me examinaba de pies a cabeza. Claramente se estaba burlando de mí por no tener a nadie conmigo en el ultrasonido.
Pero yo sonreí: "Bueno, el padre ha estado un poco ocupado trabajando por el futuro de nuestro bebé. ¿Y qué hay de ti? Ustedes dos parecen emocionados por la llegada del suyo".
El rostro de Lexi cambió de inmediato y cuando miré a Pierce, lo noté muy triste. Me miraba como si me extrañara demasiado y verme en ese lugar sola le dolía.
Tomé algo de fuerza y los miré firmemente. "Si me disculpan. El padre de mi bebé me está esperando".
Pasé junto a ellos con gran indiferencia. ¡Era mentira! El padre de mi bebé estaba justo frente a mí, mirándome con tristeza.
La miradas de Pierce me molestaban. Parecía muy herido cuando me veía, pero no podía pensar en que sintiera algo por mí y que por eso estaba así. Eso era demasiado absurdo.
"Lo siento pequeño…". Acaricié mi vientre antes de entrar en el auto y cerrar los ojos con fuerza.
"Vámonos a casa", le dije a mi guardaespaldas sin abrir los ojos.
Él comenzó a conducir. Suspiré profundamente y traté de calmarme. Mi corazón seguía latiendo muy rápido tan solo por ese simple encuentro con Pierce. Aún me dolía incluso cuando ya había aceptado que habíamos terminado.
Ver a Pierce y a Lexi juntos realmente me había dejado exhausta, así que decidí tomar una siesta en lo que llegaba a casa.
Cuando desperté, me sorprendí al darme cuenta de que el guardaespaldas seguía conduciendo y que los alrededores ya no me resultaban familiares.
"¿A dónde vamos?". Le pregunté. Pero ni siquiera se molestó en responder.
"¡Te estoy hablando! ¿A dónde me llevas?".
Entré en pánico cuando vi su rostro en el retrovisor y noté que ¡él no era mi guardaespaldas!
Comencé a angustiarme y mi corazón ya estaba acelerado del miedo.
Mis puños temblaban al intentar calmarme. Necesitaba pensar, pero debía evitar cualquier movimiento brusco porque podía lastimar a mi bebé.
"¿Qué quiere tu jefe de mí? ¿Por qué me hacen esto?".
Se rio sarcásticamente: "¿Crees que puedes seducirme? Tendrás tu respuesta cuando lleguemos".
Fruncí los labios mientras miraba por la ventana. Estaba esperando a que se distrajera para poder tomar mi teléfono y llamar a Klay. Sin embargo, al darse cuenta de mis planes, agarró mi bolso y amenazó con lastimarme si hacía algo.
Mis esperanzas desaparecieron cuando detuvo el auto y me arrastró hacia el interior de un edificio abandonado.
Contuve el aliento cuando me empujó al suelo y me ató de manos y pies.
Se me llenaron los ojos de lágrimas al recordar la horrible experiencia que había tenido en el pasado. Ya me habían secuestrado antes y todo eso me traía de vuelta el horror de esa terrible noche.
Mis lágrimas caían por mis mejillas mientras mis labios temblaban de miedo cuando de repente un grupo de hombres vestidos de traje negro aparecían uno por uno frente a mí. Me miraban como si fuera su próxima víctima y sus horribles expresiones me tenían muy aterrorizada.
"¿Q... Quiénes son ustedes?".
Comenzaron a reírse con una risa diabólica y yo solo pude llorar en el suelo mientras pedía ayuda en silencio.
"Klay... ayúdame...".
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