Tener hijo con mi mejor amigo romance Capítulo 42

Resumo de Capítulo 42: Tener hijo con mi mejor amigo

Resumo de Capítulo 42 – Tener hijo con mi mejor amigo por Internet

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Punto de vista de Kelly

Inhalé con desesperación para intentar recuperar el aliento y me senté en la cama. Jadeaba con fuerza, sentía palpitaciones y recordé que había soñado con lo ocurrido, desde el principio hasta que Klay llegó, le disparó al hombre que estaba a punto de hacerme daño, la sangre se esparció por mi cara y terminé por perder el conocimiento por ello.

Me acaricié la panza. "¡Mi bebé!", pensé.

"Por fin despiertas".

Me sobresalté al escuchar esa voz. Cuando miré hacia el sofá, vi a Klay sentado mientras analizaba un cubo de Rubik. Su lado diabólico volvió a mi mente, la manera en que le había disparado con absoluta rabia y maldad a ese hombre me hizo percibirlo como una persona diferente. Sentí que por fin se había quitado la máscara ante mis ojos por el mero hecho de verme en esa situación.

Apreté los labios cuando se incorporó y caminó hacia mí. No me moví, pero agarré la manta con fuerza y contuve la respiración.

Me miró y se dio cuenta de que tenía miedo; hizo una pausa, suspiró profundamente y miró hacia otro lado. "No voy a hacerte daño".

Tragué saliva. Lo sabía, quería decirle que sabía que no me haría daño, pero no podía expresarlo. Él me había dicho que no dejaría que me pasara nada malo, que me protegería. Pero yo no estaba segura de que así fuera si lo hacía enfadar, ¿me dispararía a mí también?

El solo hecho de pensar en ello me hacía temblar de miedo. De a poco había logrado confiar en él, pero desde el momento en que demostró de lo que era capaz para protegerme, ese sentimiento de pavor volvió.

Quería confiar en él, pero no podía.

El bebé está bien, un médico te revisó", me informó Klay.

Asentí en silencio, no se me ocurrió qué decir.

"Lo siento…", susurró. "Lamento haber dejado que eso te pasara. Fue mi culpa, lo lamento".

Miré hacia otro lado. Lo que había mostrado, cambió mi percepción sobre él, e hizo que volviera a tenerle miedo.

"Kelly, por favor, mírame...".

Intentó agarrarme la mano, pero, por reflejos, la aparté, lo cual hizo que ambos nos sorprendiéramos de mi reacción. Me alegraba que cumpliera su promesa de protegerme, lo había hecho; sin embargo, eso no lo hacía menos malvado: había matado a un hombre frente a mí.

Sus ojos reflejaban el dolor que sentía y yo, aunque quería exponer mi parecer, no podía abrir la boca.

Klay miró hacia otro lado y se mordió el labio inferior como si se abstuviera de decir algo.

Luego me dio la espalda y se fue en silencio; yo me quedé en la cama acariciándome el vientre.

Un instante después, alguien llamó a la puerta y la abrió. Pensé que era Klay, pero entró una criada con comida.

Ella caminó hacia mí, apoyó con suavidad la bandeja en la mesa de noche e hizo una reverencia.

"El señor Klay dijo que tiene que comer, señorita Kelly".

Una vez más me quedé en silencio. La criada se marchó, y yo me quedé mirando la comida: tenía hambre.

*** Punto de vista de Klay

Emily se atragantó y gimió, lo cual generó una vibración que me hizo jadear.

Apreté los dientes y la agarré del cabello para empujarle la cabeza hacia adelante y hacia atrás complaciéndome con su boca.

Tosió y, riendo, se agarró de mi cintura para apartar mis caderas, así que le di tiempo a que recuperara el aliento.

Luego me miró mientras babeaba. "Eres un maldito sádico. Me pregunto cuál sería la reacción de tu hermanastra si viera este lado oscuro tuyo".

La rabia me venció. Volví a agarrarla del pelo, estampé su boca contra mi miembro, empujé y le agarré el cuello.

La miré con desprecio. "¡Maldita desgraciada! Será mejor que mantengas la boca cerrada si quieres seguir con vida".

Con el rostro pálido, asintió. Le solté el cuello y empezó a toser sobre la cama. Pensé que huiría asustada, pero la muy p*ta volvió a mirarme con lujuria.

De repente emitió un gemido, eso me hizo notar que había alcanzado el orgasmo mientras la estrangulaba. ¡Qué adicta al sexo!

"Por favor, Klay. Mi vagina pide a gritos tu verga. ¡Cógeme de una vez!".

Al instante me puse un condón, la empujé hacia la cama, le separé las piernas y, sin previo aviso, introduje hasta el tope mi miembro en su vagina rebalsada de placer.

Miré hacia el techo y comencé a balancearme de manera desenfrenada.

Imaginé el rostro de Kelly, cerré los ojos y pensé: "¿Por qué me odias tanto, Kelly? ¿Por qué?".

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