Todo por mi Hija romance Capítulo 254

Irene habló con voz clara:

—Al principio, nunca se dijo que el acuerdo de apuesta fuera solo entre MacroDigital Solutions y nosotros. Si MacroDigital Solutions pierde, AeroSat Innovación recibirá el cincuenta por ciento de sus acciones. En cambio, para que las condiciones sean justas, si AeroSat Innovación pierde, además de entregar el cincuenta por ciento de acciones a Corporación Maximizecno, también tendrá que entregar otro cincuenta por ciento a MacroDigital Solutions.

Camelia, Armando e incluso el señor Ramos abrieron los ojos como platos.

¡Vaya atrevimiento!

Desde siempre, ¿quién había tenido el valor de poner toda la empresa sobre la mesa, apostándolo todo?

Pero Irene, en el fondo, lo entendía muy bien.

Si perdía y se quedaba sin el cincuenta por ciento de las acciones, sería igual que perder por completo AeroSat Innovación. Así que mejor arriesgar todo lo que quedaba en busca de más ventajas.

Si vas a apostar, que sea hasta el final.

Enrique la miró, su expresión imperturbable, y solo bajó las cejas un instante.

—¿Estás segura?

—¿Acaso el presidente Monroy no se atreve a apostar?

Cuando se trataba de decisiones, Irene no dudaba ni un segundo.

Enrique no dijo nada más. Con una mirada serena, instruyó al abogado a su lado para que preparara el contrato adicional.

El contrato quedó listo.

Y así terminó esa reunión.

La cara del señor Ramos era todo un poema.

Después de tantos años en la administración pública, nunca había visto que una empresa firmara un acuerdo de apuesta tan arriesgado.

No sabía si decir que Irene era una novata sin miedo o que simplemente estaba loca.

Las expresiones en los rostros de todos eran distintas, pero las de Camelia y Armando destacaban por encima de los demás.

...

Irene fue al baño.

Camelia la siguió con paso firme.

—Sí que tienes agallas —le soltó Camelia, caminando a su lado y bajando el ritmo—. ¿Acaso Gabriel no te advirtió lo grave que sería si pierdes?

—Nadie va a cubrirte las espaldas.

Irene no dejó de caminar, su presencia era tan cortante que el ambiente se sentía pesado. Contestó con voz serena pero dura: