UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 109

Zack y Andrea no habían estado juntos en su propio mundo... nunca. Hasta ese momento habían sido dos personas con las miradas de otros encima, y ahora que por fin todo había pasado y ya no sentían como si todos los estuvieran evaluando, la vida parecía simplemente maravillosa.

Ya habían decidido irse a Suiza por un tiempo.

—Bueno... ¿y dónde vamos a vivir mientras tanto?

—¿Te parece bien que nos quedemos en mi departamento? Me encanta tu casa nueva pero no está muy cerca del trabajo —dijo él y Andrea asintió.

—Claro, además solo serán quince días, una última oportunidad para disfrutar de nosotros antes de enfrentar dura realidad.

—¿Qué dura realidad? —se espantó Zack.

—Que en la casa de tus padres no se puede gritar mientras... ya sabes.

Zack rompió en carcajadas, sabiendo que eso tampoco duraría mucho porque en Suiza encontrarían de inmediato su propia casa. Pero finalmente recogieron lo que necesitaban y lo mudaron al departamento de Zack.

Loan y Milo no se fueron de inmediato, con el peligro un poco más lejos, decidieron quedarse a conocer y disfrutar un poco, y luego se irían todos juntos al viejo continente. Pero para portarse bien, se fueron a quedar a la casa que habían rentado junto a Mason, por si acaso preferían tenerlo vigilado.

Pero aunque intentaban establecer una rutina, aquella relación era demasiado nueva para Zack y Andrea, así que cada día estaba lleno de emociones diferentes, y cada noche terminaba con unos cuantos gritos reprimidos contra la almohada para no despertar a la bebé.

Mientras, Andrea se preparaba para su primer partido de hockey como representante de Baby Storm. Estaba entusiasmada porque era su primera vez y esperaba que fuese divertido aunque estaba nerviosa.

—No quiero descuidar a Gideon. ¿Cómo voy a hacerle para ser su representante desde el otro lado del mundo? —preguntó ella preocupada.

—No te preocupes, yo soy representante de deportistas australianos, noruegos, sudafricanos, y no vivo en ninguno de esos países —le respondió Zack para tranquilizarla—. Yo te enseño cómo. Por ahora solo concéntrate en este partido. ¿Estás lista? —preguntó él.

—Sí, sólo me falta una cosa. ¿Me puedes ayudar? —respondió Andrea.

—Claro, ¿qué necesitas?