UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 110

—¿Doscientos... doscientos mil...? ¿Le conseguiste un patrocinio de doscientos mil dólares anuales al niño? —exclamó Zack sin poder creerlo.

—¿Es muy poquito?

—¡No, es mucho para alguien a quien todavía le faltan dos años para la liga profesional! —exclamó Zack—. El primer patrocinio que yo conseguí fue de sesenta mil dólares.

Andrea abrió mucho los ojos.

—¿En serio? ¿Me lo juras? —exclamó saltando en las puntas de los pies como si fuera una niña.

—¡Te lo juro amor, te lo juro! —dijo Zack tomando su cara entre las manos y besándola—. ¡Eres maravillosa! ¡Eres espectacular!

Después del partido, Zack y Andrea se dirigieron al estacionamiento para irse a casa. Mientras caminaban, Andrea no pudo evitar pensar en lo agradable que había sido aquella salida y sintió una gran alegría de poder sentirse así.

—¿Qué haría yo si no hubieras aparecido en mi vida? —le preguntó en voz baja.

—Habrías buscado la forma de salir adelante, porque tú eres así —contestó Zack sin dudar—. Yo, por otro lado, habría pasado el resto de mi vida siendo profundamente infeliz.

Andrea se sintió todavía más orgullosa de él y le sonrió con cariño. Por un momento, los dos se quedaron en silencio, disfrutando de la paz de aquel momento.

—¿Y si llevamos a Adriana al acuario mañana? —preguntó Zack.

—Me parece excelente, pero hoy nos vamos a casa, porque tengo ganas de hacerte cosas innombrables cuando la beba se duerma.

Zack abrió la boca con un gesto de incredulidad.

—¡Calenturienta! ¿Ver todos esos hombres dándose golpes en el hielo te dio un subidón? —la acusó.

—¿La verdad? ¡El patrocinio me dio un subidón! —respondió ella moviendo las cejas con gesto sugerente mientras se acercaba a él y lo acariciaba por encima de la ropa—. Y tengo toda la intención de... subirte todo a ti también.

Zack se excitó con las caricias de Andrea y la besó apasionadamente, embriagándose con el sabor dulce de su boca. Cuando se separaron, sus labios estaban brillantes y los ojos llenos de lujuria. Sus manos se entrelazaron mientras él sonreía con una expresión mezcla de satisfacción y deseo, como si supiera que la noche les pertenecería a ellos dos.

—Por supuesto que podemos, amor. Además, cuando todo se calme y podamos regresar, estaría bien que sacáramos a la señora Wilson de vacaciones. Podemos tenerla en casa con nosotros tanto como quieras.

A Andrea se le llenaron los ojos de lágrimas, porque Zack era el mejor hombre del mundo, y definitivamente iba a tomarle la palabra.

—Entonces mañana vamos al Acuario, pasado mañana a ver a la señora Wilson y luego ya buscaremos qué hacer para entretenernos tú y yo... ¿Ensayamos para hacer más Thorcitos o Pastelitos, con énfasis en "ensayar"?

Andrea se carcajeó y asintió, porque hacer el amor con Zack no era algo para lo que necesitara una segunda invitación.

Era feliz y tenía la familia que quería.

Andrea era feliz.

Y solo por un momento se permitió olvidar que todavía había un monstruo acechando en la oscuridad.