UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 120

Resumo de Capítulo 0120: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo de Capítulo 0120 – Capítulo essencial de UN BEBÉ PARA NAVIDAD por Day Torres

O capítulo Capítulo 0120 é um dos momentos mais intensos da obra UN BEBÉ PARA NAVIDAD, escrita por Day Torres. Com elementos marcantes do gênero Romántica, esta parte da história revela conflitos profundos, revelações impactantes e mudanças decisivas nos personagens. Uma leitura imperdível para quem acompanha a trama.

Poco después Zack volaba de regreso a Vancouver. Iba más tranquilo, pero aun así cuando llegó a aquella cárcel se le aceleró el corazón.

—Lo siento, no pudimos mantenerla en la comisaría —se disculpó Gazca—. Por lo pronto está en una prisión de mínima seguridad a la espera del juicio. Nos conseguí una cita como su abogado, vamos.

Zack no dijo una palabra mientras se registraban para entrar, solo estaba intentando contener la rabia que le provocaba todo aquello.

Cuando llegaron a la sala privada de visitas, Zack se sorprendió por lo que encontró. Ella estaba sentada en la silla con la cabeza entre las manos y el rostro totalmente exhausto, pero cuando lo vio sus ojos se iluminaron. Se puso de pie y corrió hasta él abrazándolo con fuerza y llorando.

—Shhh... —le dijo acariciando su cabello mientras la apretaba contra su pecho—. Ya pasó, ya todo está bien. Adriana está a salvo, te lo prometo.

Andrea asintió mientras seguía sollozando. La presencia de Zack era todo lo que necesitaba para finalmente desahogarse y descargar el peso de sus hombros. Él limpió sus lágrimas con suavidad y cerró los ojos por un instante tratando de controlarse. Sabía que era un momento delicado, pero verla allí con un uniforme de reclusa lo estaba volviendo loco.

—¿Dónde está mi niña? ¿Con quién está? —preguntó Andrea desesperada y él la hizo sentarse.

—¿Quieres verla? —preguntó Zack y ella asintió de inmediato.

Lo vio sacar su celular y hacer una videollamada.

Zack rezaba porque todo estuviera calmado del otro lado, pero las primeras voces que quitaron esa esperanza.

—¡Esas no son las chichis de tu madre... son las mías... son las mías...!

Noémi se puso frente a la pantalla mientras de fondo escuchaban la risa de Adriana.

—Se está riendo de nosotras... ¿cómo puede reírse de nosotras...? —balbuceó Noémi mientras pestañeaba en cámara lenta y a Andrea se le aceleró el corazón cuando vio a su hija pegándole en la cara a Chiara con un pañal... esperaba que limpio.

—¿Está todo bien por allá? —preguntó Zack intentando contener la risa.

—¡Muy bien! Tu hija es una manipuladora, le van a dar un Oscar cuando cumpla tres años... —murmuró Chiara poniéndola frente a la cámara—. ¡Y nosotras definitivamente no tendremos hijos!

—¡Nunca de los nuncas!

—¡Jamás de los jamases!

—¡Solo seremos las tías "cool"! —exclamó Noémi y cuando chocaron las palmas Adriana también levantó las manitos.

—Bueno, si sobrevivimos a esto seremos las tías "cool" —suspiró Chiara—. ¿Como está todo por allá? ¿Algún avance? ¿Andrea está bien?

Andrea pasó saliva al escucharlas. Era evidente que estaban poniendo todo de su parte para cuidar de Adriana y se los agradecía con el alma.

—Ya lo están haciendo. Si no les importara habrían contratado una niñera, pero ahí están intentado hacerlo por sí mismas —murmuró Andrea—. Adriana estará bien con ellas —intentó convencerse.

Zack la envolvió en un abrazo poderoso y respiró profundo mientras Gazca salía y les daba un poco de privacidad.

—Escucha, tengo que irme otra vez —le dijo—. Milo y Loan vendrán a verte cada día, pero tengo que marcharme para poder resolver esto.

Andrea asintió con una mueca triste, pero Zack la apretó con fuerza contra él y le quitó el aliento con un beso.

—No te preocupes. Vuelvo antes de que te des cuenta. Y jamás te abandonaré, ¿está claro? —la miró a los ojos y esbozó una sonrisa dulce mientras le acariciaba el rostro—. Te amo, Andrea. Te amo con toda mi alma, y te prometo que te voy a sacar de aquí sin importar lo que cueste.

Andrea se fundió en su abrazo y le devolvió el beso con tanta ternura como lo recibió. En ese momento se sentían completamente unidos, sin importar las circunstancias a su alrededor.

—Te amo, Thorcito —murmuró ella con tristeza—. Por favor no hagas ninguna locura. Necesito saber que estás a salvo, porque si yo estoy aquí encerrada, significa que Adriana solo te tiene a ti.

Él asintió despacio, pero decidió no comentarle nada de lo que estaba planeando. Se despidieron entre besos y lágrimas, pero cuando Zack salió de aquella cárcel tenía muy claro lo que iba a hacer.

—¿Y ahora? —preguntó Gazca, que no sabía lo que se traía entre manos.

—Te diría que ahora vamos a buscar a Mason Lee, pero no será necesario. —Señaló el espejo retrovisor y Gazca vio las dos camionetas que iban tras ellos—. Parece que él nos encontró primero.

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