Resumo do capítulo Capítulo 0123 de UN BEBÉ PARA NAVIDAD
Neste capítulo de destaque do romance Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, Day Torres apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.
El rostro de Vito Rizzuto se volvió una máscara de rabia cuando vio aquel micrófono arruinado dentro del vaso de agua y escuchó el nombre de su peor enemigo.
—¡Usted definitivamente no es un hombre inteligente, señor Keller! —siseó—. ¿Me está amenazando con traer a Jhon Hopkins a mi puerta?
Zack se ajustó el saco y se sentó.
—No, señor Rizzuto, no estoy amenazando, ya se lo traje. El director Hopkins de Crimen Organizado de la CIA está la habitación 2301 del hotel Le Blanc, a menos de cinco minutos de aquí —sentenció—. Le pedí ayuda para liberar a mi mujer, y me pidió que la cambiara por usted. Desafortunadamente, es un poco intransigente y no se puede negociar con él en muchas cosas, no entiende el valor del dinero como usted y yo.
—¿¡Y no podía venir hasta aquí sin traerlo!? —gruñó el viejo furioso.
—Depende de qué tan idiota usted crea que soy. ¿Cree que me metería en la casa del mayor narcotraficante de Canadá sin un respaldo?
Durante un minuto el viejo lo miró con un odio que poco a poco se fue convirtiendo en respeto. No solía tener enemigos inteligentes, pero cuando se le presentaba la oportunidad no solía rechazar una pelea.
—¿Y debo entender que ese micrófono es el único que trae? —preguntó.
—Puede revisar el resto de mis muelas y no me encontrará ninguno —declaró Zack—. Además no tengo ninguna intención jugarme el resto de mi vida contra un capo de la mafia, porque si ayudo a detenerlo usted no me va a dejar en paz ni a mí ni mi familia, y eso es precisamente lo que estoy buscando: largarme de este país con las manos limpias. Yo le pago, usted me hace el favor, y Jhon Hopkins debe regresarse a su país con las manos vacías, como tantas otras veces.
Rizzuto se echó atrás en su asiento y lo pensó por un momento. Aquel hombre realmente debía tener unas pelotas bien puestas para atreverse a ponerlo bajo la mira de Jhon Hopkins.
Se acercó al escritorio y le acercó una pluma al señor Rizzuto.
—Voy a necesitar su número de cuenta —declaró sin titubear.
El viejo se le quedó mirando por un momento y asintió, anotó el largo número y Zack abrió en su celular la aplicación de transferencia.
Con una sola pulsación, se hizo la transferencia del millón de dólares desde su cuenta bancaria a la cuenta de Rizzuto, como el acuerdo estipulaba.
—Listo —sentenció.
Comentários
Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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