UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 133

—¿Todavía quieres más?

Era una pregunta simple, la respuesta por otro lado, era demasiado complicada. ¿Quería más? Sí, quería todo de Zack Keller, pero también sabía que había mucho en él que necesitaba liberarse.

Finalmente asintió sin palabras, incapaz de expresar lo que sentía en ese momento.

Zack se acurrucó detrás de ella y le pasó sus brazos por encima de los hombros para abrazarla con fuerza.

—Entonces vamos a hacer esto al mejor estilo anti príncipe —dijo roncamente contra su oreja mientras comenzaba a lamer el cuello de Andrea.

Ella no pudo evitar gemir con fuerza cuando él empujó sus caderas hacia adelante para entrar en ella otra vez. Sus muslos apretados solo la hacían rozarlo más, se sentía llena hasta el fondo y la sensación era maravillosa.

Los movimientos de Zack eran precisos y feroces, provocando que ella se cubriera la boca con las manos para no gritar.

—¿Más? —le preguntó él con voz ronca, mientras sus manos se deslizaban entre sus nalgas.

—Sí —respondió Andrea con el aliento acelerado, sintiendo una oleada de placer a través de su cuerpo que la hacía estremecerse.

Zack respiró profundamente antes de atrapar su nuca con una mano y hacerla inclinarse hacia adelante. Aquel era uno de los momentos más eróticos que iban a vivir juntos, porque frente al jacuzzi estaba el espejo enorme del fondo de la ducha y Zack sentía un morbo especial por hecho de hacerla ver todo lo que le hacía.

—¿Qué tan anti príncipe me puedo poner? —jadeó en su oído y Andrea contuvo el aliento.

Zack empezó a penetrarla, lentamente al principio mientras le acariciaba los senos y los muslos con su mano libre. Andrea gemía ante todas las sensaciones que sentía dentro de ella, pero era incapaz de deshacerse de aquel placer intenso.

El gemido que salió de sus labios fue profundo y ronco, mezcla entre el dolor y el placer de lo desconocido que le estaba haciendo experimentar. Zack sabía muy bien qué estaba haciendo, pero apenas podía controlar las ganas de enterrarse completamente en el calor humedecido de su trasero. Estaba tan lleno de deseo, tan hambriento por ella que de su boca solo salían gruñidos de placer.

Zack estaba disfrutando hasta el último momento, especialmente ese en el que casi la escuchó sollozar y la besó en la boca con posesividad.

—De verdad espero que quieras más —jadeó usando su peso para profundamente dentro de ella.

Andrea ahogó un grito contra su mano, y sintió aquellos gruñidos a su espalda mientras él comenzaba un movimiento circular para provocarle un placer intenso. Andrea no tuvo ni un segundo para recuperarse de aquel shock, de aquel latigazo de dolor que subía por su columna vertebral en cada embestida y que terminaba en un segundo de placer infinito. No había forma de describirlo, más que con gemidos, sudor y lágrimas.