UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 150

—Solo dime qué tengo que hacer... cualquier cosa. Por favor, Andrea solo dime qué tengo que hacer para que no te vayas... —le suplicó apretando sus manos y besándolas.

—Es que yo no me voy a ningún lado —sentenció Andrea y Zack la miró con un gesto de incomprensión—. Son tus maletas, lo que te quedaba aquí... el que se va eres tú.

Los labios de Zack se abrieron y cerraron varias veces mientras intentaba digerir la noticia.

—Emm... ¿me... me estás echando? —preguntó aturdido.

—No usaría esa palabra, pero sí, ya no te vas a quedar con Adriana y conmigo —dijo ella.

Zack se levantó y se llevó las dos manos a la cabeza. ¡De verdad que su vida era una maldit@ ironía, justo cuando más quería quedarse ella le ponía las maletas en la puerta!

—Andrea yo te amo... ¿al menos sabes eso, verdad? ¿que te amo? —murmuró con desesperación—. No quiero que esto se termine, Andrea. Sí es cierto que tiendo a correr, pero es porque siento que es mejor que una confrontación con alguien que amo… ¡Y yo te amo! ¡Sabes que haría cualquier cosa por ti, ya lo he hecho, pero aunque esté dispuesto a hacerlo igual tengo que lidiar con las consecuencias y en eso…! En eso mi conciencia no me deja en paz con facilidad.

—Sí, lo sé. Y yo también te amo a ti —respondió ella—. Pero hemos intentado comenzar con esta relación dos veces y en cada ocasión ha sido bajo mucha presión... bajo los ojos de otras personas... en las peores circunstancias posibles. Y ya no quiero eso, Zack.

—¿Entonces qué? ¡¿Vamos a terminar y ya?! —la increpó él porque eso era lo último que quería.

—Pues... supongo que eso dependerá de ti. Mi hija y yo vamos a estar aquí, y si tú quieres estar con nosotras, entonces vamos a tener que empezar de cero, con algo que sea lo más parecido posible a una relación normal —declaró Andrea—. Mientras tanto, creo que lo mejor será que te vayas a casa de Luana.

Zack abrió mucho los ojos.

—¿Eh? ¿Es en serio...? —preguntó incrédulo y Andrea cruzó los brazos con impaciencia.

Al día siguiente, cuando Andrea se levantó, las maletas ya no estaban y Zack tampoco, pero Adriana estaba limpia y cambiadita, y había vuelto a dormir. Sobre la encimera había una nota y un ramito de las flores más feas que se podía imaginar, pero era lo único que crecía en el jardín en invierno, así que obviamente las había recogido a la carrera antes de irse.

"Me voy a casa de mi madre. Si no vengo a verte en la noche, ven a salvarme, por favor.

Te amo con todo mi corazón...

Tu corredor".

Andrea respiró profundo, pensando en si de verdad lograrían hacer funcionar una relación que había sido un caos desde el primer momento. Y no tenía ni idea de que en aquel mismo instante Zack estaba dando el primer paso, entrando a la habitación de su padre y sentándose frente a él para terminar con la primera mentira de todas.