UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 151

Nikola Keller escuchó con atención cada palabra de su hijo y cuando por fin terminó su cabeza se movió de un lado a otro con gesto negativo.

—Estás desheredado —sentenció y Zack puso los ojos en blanco.

—Papá, sabes que a mí nunca me ha importado el dinero...

—Pero a mí sí, y como tú ya has demostrado de sobra que eres bien bruto, tu parte de mi herencia va íntegramente para mi nieta. ¡Punto! —declaró con seguridad y su hijo solo pudo sonreír porque sabía que ni diciéndole que no era sangre de su sangre Nikola aceptaría que Adriana no fuera su nieta—. Te lo dije una vez, que si la perdías la iba a conquistar para uno de tus hermanos, pero Andrea y mi nieta se quedan en esta familia a como dé lugar, ¡así que más te vale estar de acuerdo!

Zack rio mientras apretaba la mano de su padre con un gesto de cariño y asentía.

—Por supuesto que estoy de acuerdo, papá. Y te prometo que voy a reconquistar a Andrea... y si no puedo la secuestro, pero de que se quedan, se quedan —murmuró.

Nikola accedió con más tranquilidad. No era como que no sospechara lo que estaba pasando, pero jamás había imaginado que las cosas se habían puesto tan difíciles con el padre biológico de la niña.

—Bueno, ahora déjame preguntarte algo... ¿cómo estás tú? —lo increpó y lo vio encogerse de hombros.

—No lo sé, papá. Quiero creer que bien, pero no lo sé.

—No puedes estar bien. Zack... perdiste dos hijos en el último año. Estuviste involucrado con la muerte de una persona, directa o indirectamente... pero como fuera, eres mi hijo, te conozco. Ni siquiera estás lidiando con esto —dijo Nikola mientras veía cómo los ojos de su hijo se llenaban de lágrimas.

—Es que de verdad no sé cómo lidiar con esto... —murmuró.

—¿De qué hablas?

—De Adriana —respondió Zack—. Tú eres su madre, siempre ha estado contigo, di por sentado que si te tenía a ti no me necesitaba... di por sentado que si estaban bien y seguras no me necesitaban.

Andrea apretó los labios y negó.

—Las personas que te amamos siempre te vamos a necesitar. Pero tienes que aprender a quedarte, porque el único problema que se soluciona poniendo distancia de por medio es el olvido. ¿Tú quieres que te olvidemos? —le preguntó y lo vio negar de inmediato.

—No, claro que no —respondió él pensativo—. Pero al final tenías razón, no tuve eso en cuenta cuando me fui. Soy un hombre con una hija, pero todavía no soy padre... Así que a partir de ahora tendremos que hacerlo mejor ¿verdad mi amor? —dijo levantando a Adriana a la altura de su cara mientras ella intentaba alcanzar sus orejas—. Sí, lo haremos bien a partir de ahora, mi vida —dijo volviéndose para encontrarse con los ojos de Andrea—. Nada de volver a correr.