UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 159

Resumo de Capítulo 0159: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo do capítulo Capítulo 0159 do livro UN BEBÉ PARA NAVIDAD de Day Torres

Descubra os acontecimentos mais importantes de Capítulo 0159, um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance UN BEBÉ PARA NAVIDAD. Com a escrita envolvente de Day Torres, esta obra-prima do gênero Romántica continua a emocionar e surpreender a cada página.

—A ver, ven y cuéntame tranquilo —Dijo Zack mientras tiraba de Loan hacia la habitación de Andrea.

Había tenido la delicadeza de rentar una suite aparte para ella y la bebé, porque después de todo estaban en una cita y él la estaba cortejando. Sin embargo Andrea le había dado una llave para emergencias y aquella era una.

—¡Amor! ¿Puedo entrar? ¡Te necesito! —gritó asomando apenas la nariz y Andrea terminó de abrirles la puerta, sorprendiéndose al ver a Loan tan angustiado.

—Claro, Thorcito, pasen. ¿Está todo bien?

Entre los dos lograron que Loan se sentara y les explicara lo que estaba pasando.

—Bueno... siempre puedes ir a preguntar ¿no? —lo animó Zack—. ¿Tienes su nombre completo?

—Sí, es Danna MacKenzie, es una de las mejores patinadoras del equipo de Escocia, pero anoche no la vi con ellos —sentenció Loan—. Así que sí, puede perfectamente ser que no quisiera verme, ¿pero tampoco está en el equipo? —negó con insistencia—. No sé, mi instinto me dice otra cosa.

Andrea asintió con un suspiro.

—En ese caso es mejor averiguar. ¿Qué tal si ustedes se quedan aquí y yo me paso por el rink de entrenamiento? —dijo Andrea.

—No... no, tengo que ir yo mismo —murmuró Loan.

—Cariño, puedes hacerlo, pero recuerda que si el asunto es delicado, una de sus amigas no te hablará a ti como me hablaría a mí —le recordó Andrea y Loan finalmente accedió.

Andrea le dio su biberón a la bebé, desayunó aprisa y enseguida se encaminó hacia la pista de hielo donde estaba entrenando esa mañana el equipo de patinaje de Escocia. Cuando llegó se encontró con un escenario muy especial: había varias chicas patinando alrededor de la pista, la mayoría estaban entrenando solas, haciendo giros y figuras complicadas.

Andrea se acercó a una de las integrantes del equipo que estaba sentada en las bancas y la saludó amablemente.

—Hola, soy Andrea, soy amiga de Danna MacKenzie y esperaba verla en el Campeonato, pero no he logrado localizarla —le dijo—. ¿Sabes dónde puedo encontrarla?

La muchacha la miró con nerviosismo pero Andrea solo siguió sonriendo.

—Bueno. Danna no vino este año —murmuró la chica.

—¿Puedes decirme por qué...? ¿O al menos darme su teléfono? De verdad es muy importante para mí encontrarla —insistió Andrea y su expresión preocupada pareció convencerla.

Se removió varias veces en su silla pero finalmente le hizo un gesto de invitación para que se sentara junto a ella y comenzó a contarlo lo poco y lo mucho que sabía sobre Danna.

—Sí, eso creo, así que cuéntale por favor.

Para ese momento ya Loan tenía el corazón latiendo a toda máquina y estaba desesperado.

—Por favor dime qué pasó con Danna —le suplicó y Selina asintió dirigiéndose a él.

—Fue el año pasado. Dos... dos o tres meses después del último campeonato —murmuró la chica—. Danna pidió vacaciones justo cuando íbamos a comenzar una nueva rutina, el entrenador no quería dárselas y luego lo escuchamos hablar con la madre de Danna, le dijo que ella tenía mucho talento, pero que no la iba a recibir después de un año fuera, que tenía que elegir entre su carrera y...

—¿Y qué? —la increpó Loan.

—Y el bebé —dijo Selina y él se llevó las manos a la cabeza, aturdido.

—¿Bebé...? ¿Cómo...? ¿Danna estaba embarazada?

Quería que la tierra se lo tragara allí mismo pero no precisamente porque odiara la idea, sino por no saber lo que había pasado con ella.

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