UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 166

La coquetería duró más allá de la decisión o de todo lo que siguió. La verdad era que hicieran lo que hicieran, a los dos les daba igual siempre que estuvieran juntos. Finalmente Zack dejó su reincorporación para nunca y prefirió convertir a Adriana en la siguiente campeona mundial.

Andrea casi se desmayó de amor con aquellos mini esquís, y estaba segura de que en cuanto la bebé diera el primer paso, enseguida se iba a lanzar con ella montaña abajo.

La vida era buena, la vida era hermosa y durante varios meses por fin pudieron acoplarse justo como lo necesitaban. Las citas se convirtieron en noviazgo, la convivencia los hizo una pareja más fuerte, hasta que un día el grito de Zack sacó a Andrea de la cama.

—¡Pastelitooooooo! ¡Correeeeeee! ¡Corre o te lo pierdes!

Andrea casi voló sobre el pasamanos de la escalera, recién levantada y con el cabello revuelto, y cuando llegó a abajo Zack estaba con los ojos llorosos mientras veía a Adriana balancearse sobre sus piecitos pero sin agarrarse de nada.

—¡Ven con papi, mi amor... ven con papi! —le pidió y Andrea vio a su gigante hermoso moquear como una magdalena cuando Adriana comenzó a caminar hacia él hasta echarse en sus brazos—. ¡Ya caminas, mi amor, ya caminas!

Zack la levantó en brazos y luego fue por Andrea, para darle cientos de besos mientras se le salía por los poros aquel orgullo porque su nena ya sabía andar.

—Bueno... creo que este es el momento decisivo —le dijo a Andrea un par de días después.

—¿Por qué lo dices, amor? —preguntó Andrea extrañada.

—Porque Loan llamó. Viene de regreso y toda la familia se va a reunir —murmuró Zack—. Así que si tú me lo permites... me gustaría ir a pedir tu mano.

Andrea se quedó muda por un instante.

—Zack, estamos en el siglo veintiuno, ya nadie hace eso... —se rio pero él estaba muy serio—. Espera, ¿no es broma?

—No, Andrea —dijo Zack con una emoción que ella no había visto antes—. Esta vez hablo en serio. Las otras veces estábamos presionados, pero ahora es diferente. Te amo y quiero casarme contigo... así que quiero pedir formalmente tu mano... en este caso al adulto más cercano responsable de ti.

Andrea sintió que su corazón se detenía.

—De ninguna manera, sigue usando la tuya.

Las gemelas escupieron el vino y el resto tosieron entre la risa y la sorpresa.

—Papá, esto es serio, me quiero casar con Andrea, quiero pasar el resto de mi vida con ella y estoy todo nervioso. ¿Me puedes dar tu bendición y ya ¡luego! te ríes de mí? —lo regañó Zack.

Su padre le puso una mano en el hombro y miró a Andrea y a su nieta.

—Por supuesto que te doy mi bendición, hijo. Creo que todos en esta casa hemos estado esperando a que los dos dieran por fin este paso y estamos más que felices de que se unan para siempre —le dijo con una sonrisa—. Pero la que tiene que decirte que sí es ella. —Señaló a Andrea y se inclinó para hablar muy bajo, solo para Zack—. Así que procura que esta sea la mejor propuesta de matrimonio de tu vida, porque es la última que harás.