UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 173

Zack no podía creerlo.

—Dime que esto de verdad se terminó —pidió mientras se cepillaba la boca por centésima vez.

—¡Y ahora le whisky! —lo apuró Andrea y Zack estalló en carcajadas antes de beber de aquel vaso—. Listo, desinfectado por dentro, ahora al baño que te tienes que voy a restregar bien...

Zack la levantó por la cintura y hundió la lengua en la boca de Andrea con un beso desesperado.

—Frótame, báñame, restriégame, exfóliame los pensamientos si quieres mujer, pero quédate conmigo... —murmuró Zack y Andrea cruzó los brazos detrás de su cuello para atraerlo.

Sus labios se unieron en un contacto dulce y antes de que Andrea se diera cuenta, ya el agua de la ducha caía sobre ellos. Zack la desnudó con prisa, besando su cuello y la curva deliciosa de su garganta mientras daba por fin rienda suelta a aquella pasión que los devoraba.

Bajo el agua cálida, sus músculos bailaban al ritmo de la lujuria que ardía entre ambos.

—Dime que me deseas —susurró Andrea con voz un poco temblorosa. Zack se estremeció al oírla como si sus palabras invocaran algo dentro de él.

—Te deseo... te deseo más que a nada en el mundo —sentenció en tono ronco y urgente y Andrea estremeció entre sus brazos.

Sus besos eran apasionados e intensos, transmitían toda la necesidad que sentían el uno por el otro, y toda la ansiedad de haber estado a punto de perderse.

—Te amo, nena. No hay nada ni nadie que me haga sentir tan vivo como tú, Andrea... —confesó Zack y ella sintió que podía volar con aquellas palabras.

—Yo también te amo, Zack —respondió y él la miró a los ojos como si ella fuera lo único que existía para él.

Besó cada centímetro de su piel, de sus brazos, de su cuello, hasta que llegó a sus pechos. Su lengua recorrió la forma perfecta de sus pezones hasta que los descubrió erectos y demandantes mientras un gemido escapaba del fondo de la garganta de Andrea.

—¡Jeeeeesús! —gruñó él mientras cada músculo de su abdomen se tensaba cuando ella se tragó su erección de una sola vez.

Andrea sabía lo que le gustaba, cómo tocarlo y cómo besarlo para sacar de él aquellos sonidos guturales tan increíbles. Se paseó con su boca por su miembro como si fuera un manjar que quería devorar hasta el último pedazo y entonces volvió a subir hasta sus labios solo para demostrarle quién mandaba.

Él estaba hecho para satisfacer sus antojos más íntimos y encima estaba feliz con eso.

Andrea se deslizó sobre él con los ojos cerrados mientras se entregaba al placer. Zack estaba a punto de volverse loco por el movimiento de sus caderas y la sensación de su interior caliente y húmedo.

Sus manos exploraron su cuerpo, acariciando su piel; Andrea gimió y se inclinó hacia delante para succionar su lengua en su boca. Embistió contra él una y otra vez, cabalgando sobre su miembro como si fuera lo último que haría en el mundo.

—Aaahhh —gimió sintiendo los profundos embates de Zack dentro de ella—. No tienes permiso de parar, Thorcito.