UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 184

Semanas pasaron mientras todos intentaban consolarlo, hasta que un día su hermana Chiara se acercó a él.

—Creo que mi amigo podría ayudarte.

—¿Tu "amigo"?

—Bueno, mi toy boy personal, pero tiene influencias y si se lo pido quizás pueda encontrar algo sobre lo que sucedió —dijo Chiara abrazándolo—. Si lo que dijo esa mujer es verdad, al menos necesitas un cierre.

Lo que sintió Loan por dentro fue un rayito de esperanza y la fuerza para seguir adelante. Se reunió Jhon algunos días después, su trabajo como Director de una de las divisiones especializadas de la CIA definitivamente lo ponía en buena posición para conseguir informes.

Por fin algunas semanas después Jhon puso en sus manos aquel sobre.

—¿Es cierto? —preguntó Loan viendo la expresión sombría en su rostro—. ¿Esa mujer no me mintió? ¿Es cierto?

Jhon asintió con tristeza mientras Loan sacaba el certificado de defunción que uno de sus hombres había conseguido.

—Lo siento mucho —murmuró—. Todo parece indicar que sí, que tanto Danna como el bebé murieron... pero yo no estoy tan seguro.

Loan lo miró mientras esas lágrimas que no podía contener corrían por su rostro.

—¿Qué quieres decir...? —murmuró.

—No lo sé, Loan, llámalo instinto, pero si estuviera en tu lugar, yo seguiría buscando. Hay muchas cosas en esta historia que no cuadran, para empezar, el hecho de que supuestamente Danna fue cremada pero no se pudo encontrar qué crematorio recibió el cuerpo.

Los dos se miraron por un largo segundo y Loan balbuceó:

—¿Crees que... que esto sea mentira? ¿Crees que su madre falsificó todo...? ¿Pero por qué?

—No me atrevería a hacer esa especulación, pero hay tantas posibilidades que mi sugerencia es una sola: vuelve allá, habla con las últimas personas que la vieron —le dijo Jhon—. Un médico firmó esa acta pero tuvo que haber todo un equipo a su alrededor... No dejes que nadie más te diga qué creer, encuentra su tumba, encuentra sus cenizas, o encuéntrala a ella, pero encuentra algo o de lo contrario no vivirás tranquilo en lo que te queda de vida.

Y por más roto que tuviera el corazón Loan sabía que Jhon estaba en lo cierto.

—Pues, sí y no. Recuerdo que un día me preguntó cuál era el mejor lugar para que una madre soltera pudiera trabajar en Escocia... y yo le dije que lo mejor era incorporarse a la servidumbre de algún castillo.

Loan se quedó petrificado.

—¿En un castillo? ¿Por qué? —preguntó sin comprender.

—Bueno... pues es que casi todos están deshabitados, los ricos los usan como casas de verano nada más o para presumir en algún evento... —le explicó ella—. La paga no es buena, pero viene con una habitación, techo y comida, y al estar vacío no hay que trabajar demasiado.

Loan dio un paso atrás y se mesó los cabellos porque aquella corazonada le decía que ese el camino correcto. Había más de tres mil en Escocia, pero no podía meterse en cada uno de ellos solo porque sí.

Sacó su celular y llamó al detective que lo había ayudado hacía algunas semanas.

—Necesito otro trabajo. Búscame un agente inmobiliario. ¡El mejor que haya! —sentenció Loan—. Tenemos un castillo que comprar.