UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 192

Resumo de Capítulo 0192: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo de Capítulo 0192 – UN BEBÉ PARA NAVIDAD por Day Torres

Em Capítulo 0192, um capítulo marcante do aclamado romance de Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, escrito por Day Torres, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de UN BEBÉ PARA NAVIDAD.

—Oye Leda, tú que fuiste allá arriba —le dijo el cocinero—, ¿escuchaste si por fin el señor ese va a comprar el castillo?

Danna se quedó paralizada.

—¿Eh? ¿De qué hablas...? —balbuceó—. ¿Comprar?

—¡Sí, el señor que llegó... Keller creo que se apellida! Dicen las mucamas que viene a comprar el castillo, y la verdad necesito saber si va a traer a su personal, porque no me quiero quedar sin trabajo —masculló el hombre con preocupación.

—Tranquilo... —murmuró Danna con un gesto de consuelo—. La verdad es que no creo que el señor Keller nos deje sin trabajo.

Pero la verdad era que no sabía nada y pasó toda la mañana con el corazón desbocado. Su mirada apenas se cruzó con la de Loan mientras servía el almuerzo, pero una hora después, cuando por fin se sacaba el delantal para ir a ver a su bebé, una mano tiró de ella al final de uno de los pasillos y un segundo después corría tras Loan en el mayor sigilo hasta llegar a su habitación.

—¿Estás loco? ¿Qué haces? —exclamó asustada mientras el cuerpo de aquel hombre impactaba contra el suyo y la levantaba en vilo para besarla.

Duró apenas un minuto, pero los dos terminaron jadeando de deseo y de anticipación.

—No puedo estar aquí, Loan —murmuró Danna mientras lo veía echar el seguro a la puerta.

—Nadie va a vernos, solo necesito tenerte en mis brazos por un momento —dijo él estrechándola y Danna sonrió.

—No lo digo porque nos vean, sino porque nuestro bebé ya debe tener hambre y yo tengo su comida justo aquí —replicó tocando sus pechos con un gesto vehemente y Loan hizo un puchero sin saber si era por escucharla decir "nuestro bebé" o porque ya se estaba imaginando lo que había debajo de aquel brasier.

—Está bien, vete... Pero en la noche voy a verte, tenemos que hablar de lo que estoy planeando...

—¿Te refieres a comprar el castillo? ¿De verdad puedes hacer eso? —preguntó Danna intentando disimular su sorpresa.

—Sí, de verdad puedo, y además le ofrecí al conde cinco millones para que me deje a todo el personal de servicio, y eso te incluye.

Danna respiró profundo.

—Quiero creer que va a funcionar... pero la señora Winston no es tan fácil de engañar, Loan. Ten cuidado, no creo que acceda a eso con facilidad.

—Está bien, nos vamos en la noche.

Loan le dio un beso en la frente y la dejó marcharse. Danna salió tan sigilosa como pudo, y por suerte a aquella hora los nobles de la casa disfrutaban una siesta, solo sabía Dios por qué si no hacían nada que los cansara.

Después del té de la tarde, sin embargo, Loan se acercó al conde.

Olivia se puso roja, pero antes de que abriera la boca Loan cerró su carpeta con gesto firme.

—Entonces supongo que ahora averiguará exactamente cómo me gusta el té a mí y seré yo el que se dedique a gritarle.

—Bueno... pero es que yo voy a terminar su contrato porque... —Olivia estaba buscando cualquier salida para no dejar a Danna es la casa—. ¡Bueno porque ella tiene un bebé y me dijo que se quería regresar a Edimburgo con su marido!

Loan sabía que le estaba mintiendo a la cara y no se lo iba a permitir.

—Me parece que fui muy claro, señora Winston —siseó—. Cuatro millones por la casa, si quiere uno adicional tendrá que darme a todos sus empleados, hasta el último de ellos.

—¡Puedes quedarte con todos! Pero Leda es una insignificante...

—¡Olivia! —el conde se levantó en medio de aquel duelo de miradas—. Si el señor Keller dice todos entonces son todos. Leda no tiene nada de interesante, ¿qué te cuesta dejársela? —espetó molesto y se giró hacia Loan—. No se preocupe, señor Keller. Cerremos el trato en cinco millones y todos los empleados se quedarán con usted.

Loan asintió, pero en cuanto sus ojos se encontraron con los de Olivia, supo que se la acababa de ganar como enemiga.

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD