UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 193

Estaba seguro, ahora lo estaba. Danna tenía razón: Olivia Winston no la dejaría fuera de su vista en ningún momento, porque su secreto era demasiado grande como para arriesgarse a que Danna pudiera contarlo. Y si ya había sido capaz de matar a su madrastra, una simple chica del servicio no significaría nada para ella.

Tomó el teléfono y marcó al único número donde sabía que podía obtener ayuda en ese momento. Una voz ronca y somnolienta le respondió desde el otro lado del mundo.

—¿Loan...?

—Tenías razón —fue su saludo—. Tenías razón cuando me dijiste que buscara, pero ahora necesito ayuda.

Explicarle a Jhon lo que necesitaba fue sencillo, pero sabía que no podía conseguirle todo de inmediato.

—Dame un par de días —le dijo Jhon— Lo tendré todo listo a más tardar el sábado, pero si las cosas como me dijiste, mejor no tientes su suerte, mantén un perfil bajo y trata de mantenerte en buenos términos con esa mujer.

Loan le agradeció y colgó. Un plan se había formado en su cabeza, pero todo dependía de que Jhon le consiguiera los elementos necesarios. Se sentó en la cama y miró la hora. Aún quedaban unas horas para que anocheciera y pudiera ir a buscar a Danna sin ser visto.

La oscuridad cubría el cielo mientras se acercaba el anochecer, y Loan sentía que su corazón latía con fuerza con la anticipación de lo que pronto pasaría. Entró por su ventana al igual que había hecho antes, pero esta vez no encontró a Danna esperándolo allí.

En cambio, voces fuertes salían del pequeño recibidor de la casita. Se asomó al corredor y con cuidado se acercó a la parte trasera de la escalera para escuchar mejor.

—¡No te hagas la idiota que yo no me chupo el dedo! —se escuchaba la voz chillona y desagradable de Olivia.

En el saloncito Danna pasó saliva y miró al suelo porque sabía que mirarla a la cara solo la exasperaría más.

Corrió hacia él mirando si no tenían ninguna ventana cerca y luego le echó los brazos al cuello.

—¡Dios, esta angustia me está matando! —murmuró mientras él la estrechaba con fuerza.

Un segundo después la arrastraba hasta su cuarto y cerraba la puerta. Allí se abrazaron, besándose con desesperación, apretándose el uno al otro. En sus besos parecía transmitir toda la carga de sentimientos acumulados por la situación a la que habían sido arrastrados. Sus cuerpos estaban unidos como si quisieran mostrarse lo que no eran capaces de decir con palabras.

Los dedos de Loan recorrieron su espalda hasta llegar a la cintura y su boca viajó por su cuello. Mientras ella intentaba ahogar sus gemidos, él le daba besos pequeños en los labios para calmarla.

Loan pasó las manos por sus cabellos mientras Danna enterraba el rostro en su pecho buscando consuelo, saboreando la sensación de estar en sus brazos. La respiración de los dos era agitada, pero él sólo la abrazaba más fuerte. Loan sentía que iba a estallar, la deseaba tanto que dolía. Lo único en lo que podía pensar en aquel momento era en desnudarla y hacerla suya otra vez.