UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 194

Sacó una mano de su cabello y acarició su mejilla, luego deslizó sus dedos por su cuello, el contorno de sus labios y la barbilla. La iba a llevar al límite de la locura y más allá, iba a hacerla gemir de placer hasta no poder más.

Mientras sus manos se deslizaban por su cuerpo con delicadeza, ella comenzaba a temblar incontrolablemente.

—Tú quieres esto tanto como yo, ¿verdad?

Danna solo asintió con los ojos cerrados y se mordió el labio cuando sintió sus dedos explorar por debajo de la ropa. Sí, ella también lo deseaba demasiado, pero lo que los dos querían en aquel momento no era precisamente posible.

Acababa de bajar los labios para besarla cuando alguien tocó la puerta del cuarto con fuerza.

—¿Leda? ¿Estás ahí? —escucharon la voz de Lili—. Vi que la señora se fue... ¿puedo entrar?

Loan se separó rápidamente de ella, pero el deseo aún ardía en él mientras trataba de encontrar las palabras para salir airoso de aquella situación embarazosa. Danna lo miraba temblando y le hacía gestos silenciosos que terminaron metiéndolo todo estrujado en el closet justo antes de que ella abriera la puerta.

—Sí, Lili, ya se fue —dijo intentando aparentar calma—. Gracias por cuidarme al bebé.

Tomó a su hijo de los brazos de Lili, era una chica menuda y aparentemente debilucha, por eso aunque debía estar en el staff de la limpieza de la casa, la dejaban al cuidado de las plantas y el invernadero, porque así lo había dispuesto la antigua señora.

La muchacha se despidió con una sonrisa y a Danna se le escapó un suspiro de alivio cuando todo se quedó en silencio. Casi casi los habían atrapado.

El bebé ya estaba dormido así que lo acomodó en la camita y fue a abrir el closet para ver a Loan hecho un ocho ahí dentro.

—Ya estamos solos —le dijo y él salió, sonriendo al instante al ver a su hijo.

Al día siguiente en la mañana y después de dormir algunas horas, Loan estaba mucho más fresco. Olivia no quitaba su cara de molestia, pero al parecer decidió hacer un último intento por disuadirlo.

—¿Qué crees que si este sábado en la noche hacemos una velada? —le propuso—. Yo podría presentarte en nuestro círculo más cercano y así tendrías ocasión de probar las habilidades de los sirvientes en los eventos. Quizás haya alguno que no te convenga después de todo.

Loan fingió pensarlo por un instante y luego asintió. Por sus palabras ya tenía idea de qué se traía entre manos Olivia, pero si le daba de ventaja hasta el sábado para él estaba bien.

—Me parece excelente y tienes razón: no voy a quedarme con empleados torpes que no saben hacer su trabajo —declaró y la vio sonreír.

Y entonces lo tuvo claro: aquella fiesta solo tenía un objetivo: humillar a Danna para que él la rechazara.