UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 197

Resumo de Capítulo 0197: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo de Capítulo 0197 – UN BEBÉ PARA NAVIDAD por Day Torres

Em Capítulo 0197, um capítulo marcante do aclamado romance de Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, escrito por Day Torres, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de UN BEBÉ PARA NAVIDAD.

Loan tenía la impresión de que algo no iba bien. No podía identificar qué era exactamente, pero había algo en el aire. Se sentía en la estancia como una energía negativa que no sabía explicar. Y teniendo en cuenta que Olivia Winston estaba en la habitación eso ya era decir mucho.

Aquella sin dudas sería una noche de lujo y alegría, pero veía a Olivia más emocionada de la cuenta.

Danna, por su parte, había intentado esquivarla durante todo el día. Su mano dolía horriblemente pero no se atrevía a tomarse ningún analgésico demasiado fuerte que pudiera aturdirla. Sin embargo acabó haciendo exactamente lo que ella quería.

Las cosas resbalaban de sus manos sin que pudiera evitarlo porque el dolor apenas le permitía cerrar los dedos, y Loan sentía como si fuera estallar cada vez que la escuchaba regañarla.

Olivia gritó a Danna con una furia contenida, de forma que los demás la escucharan muy bien.

—¿Tú crees que eres muy lista? ¿No eres capaz de hacer las cosas bien? ¡Eres tan torpe y patosa! —exclamó mientras le resto de aquella familia permanecía indiferente—. ¿No ves cuántas cosas has hecho mal? ¿Cómo puedes ser tan inútil? —dijo con un tono despreciativo—. No importa lo que hagas siempre acabarás equivocándote. ¡Lárgate a la cocina, que parece ser el único lugar que más o menos entiendes!

Olivia le gritaba a Danna con furia cada vez más evidente. Ya no solo era un simple regaño, sino que parecía querer humillarla delante de todos. Se burló de su incapacidad para hacer las cosas bien, de su torpeza y de cuanto se le ocurrió.

Esperaba alguna reacción de Loan, después de todo se estaba follando a aquella zorra, pero él logró controlarse. Cada palabra y cada acción se volvían una tormenta para él, pero mantenía la compostura porque sabía que no podía mandar todo al diablo estando tan cerca de lograr sacar a su mujer y a su hijo de aquel lugar.

Danna intentaba disimular su dolor, pero los ojos se le llenaban de lágrimas cada vez que Olivia la insultaba sin piedad. Y eso empezó a traspasar el límite de la tolerancia de Loan.

—Ya deje que se vaya —gruñó finalmente—. ¿Si le molesta la chica para qué la tiene a su servicio? ¿O es que solo disfruta gritándole a los empleados? ¡Vete! —dijo mirando directamente a Danna, y como si hubiera recibido el permiso ella se alejó apresuradamente y salió corriendo de la habitación.

Olivia miraba a los demás con una sonrisa desdeñosa en el rostro, como si estuviera satisfecha por su acción, pero sus planes eran hacer mucho más daño que una simple humillación.

—¡De esta noche! Si no logramos irnos, si la señora Winston hace algo... por favor júrame que te llevarás a Mauro y le darás una buena vida —suplicó Danna con una desesperación que a Loan le rompía el alma—. No quiero que mi niño quede en manos de Servicios Sociales, que sea uno más en un cunero sin nadie que lo abrace cuando llore... ¡Por favor Loan, júramelo! ¡Júrame que si esta noche no me puedo ir con ustedes, te llevarás a nuestro hijo y lo cuidarás bien!

Loan la envolvió en sus brazos sin importar que aquel costoso traje se ensuciara o se arrugara, y supo que jamás había querido más a aquella mujer que en aquel momento.

—¡Jamás, escúchame bien! ¡Jamás voy a abandonar a mi hijo, Danna! Pero tampoco voy a abandonarte a ti —le aseguró mirándola a los ojos—. Ya no quiero que llores más, tienes que confiar en mí, tienes que confiar en que todo saldrá bien... por favor.

La besó con la misma angustia que no se le había pasado en todo el día y la apretó contra su pecho.

—Danna, no voy a dejar que nada nos separe, tienes que entender eso. No importa lo difíciles que se pongan las cosas esta noche —le advirtió—. Tienes que estar segura de que siempre voy a estar contigo, eres la madre de mi hijo, eres lo más importante para nosotros dos, así que ni creas por un momento que voy a abandonarte, ¿de acuerdo?

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