UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 202

Resumo de Capítulo 0202: UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Resumo de Capítulo 0202 – UN BEBÉ PARA NAVIDAD por Day Torres

Em Capítulo 0202, um capítulo marcante do aclamado romance de Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, escrito por Day Torres, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de UN BEBÉ PARA NAVIDAD.

Su curiosidad era natural teniendo en cuenta que Olivia Winston era supuestamente rica.

—Al parecer el Conde no accedió a pagar por un abogado de prestigio para ella, es más ni siquiera quiso parar por uno barato, así que se le asignó uno de oficio pero literalmente le envió una silla a la cabeza y ahora no tiene abogados —contó un oficial.

—Pues no es para menos —replicó el otro—, el pobre señor conde estaba ahí cuando sacaron el cuerpo de su esposa del agua, él pasó un año renegando de ella y resulta que la pobre estaba muerta.

Siguieron hablando de eso mientras se subían a la patrulla. El auto arrancó y empezó su recorrido. Mientras la patrulla comenzaba a avanzar por las calles de la ciudad, Danna comenzó a imaginar todo lo que iba a encontrar una vez llegara allí: los pasillos fríos y las celdas con rejas, los guardias andando de un lado para otro. Apenas si podía contener sus lágrimas pero ya no servía de nada, solo esperaba que en algún momento Loan lograra volver por ella.

Salieron de la ciudad y Danna se acurrucó en el asiento trasero, no iba esposada así que se hizo un pequeño ovillo y se permitió llorar, porque ya dentro de la prisión no podría darse el lujo de hacerlo. No tenía idea de qué tan lejos estaba la cárcel de mujeres, pero se le hizo un camino extremadamente largo.

Finalmente el auto se detuvo y uno de los oficiales abrió la puerta.

—Salga, por favor, señora McKenzie —le pidió.

Danna salió y miró alrededor aturdida. Era tan de madrugada que pronto comenzaría a amanecer, pero en lugar de un edificio oscuro y rodeado de rejas y verjas altas, se dio cuenta de que estaba en un iluminado hangar donde había un pequeño avión privado.

Por la puerta se asomó el mismo hombre que la había hecho firmar el acuerdo de inmunidad y luego bajó los escalones con gesto ágil. Le dio la mano a cada uno de los oficiales y les agradeció por traer a Danna sana y salva con él.

—Es un placer, agente Hopkins, si podemos ayudar en algo más solo tiene que decirlo.

Le hizo una señal a la azafata, y al parecer era lo que estaban esperando, porque un minuto después la chica les anunció que estaban listos para despegar.

Danna ni siquiera sintió cuando el avión se despegó del suelo, solo sabía que era feliz, muy feliz con su bebé en los brazos y libre de todo el terror que había pasado en el último año y medio.

—Por favor dime que todo terminó —le suplicó a Loan—. Dime que estaremos bien.

—Estaremos maravillosamente, pelirroja —sonrió él con coquetería—. Este es el inicio del resto de tu vida —murmuró acercándose a sus labios para darle un beso—. Solo tienes que elegir qué quieres hacer primero.

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