UN BEBÉ PARA NAVIDAD romance Capítulo 205

UN BEBÉ PARA NAVIDAD Capítulo 0205 por Internet

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Capítulo 0205 UN BEBÉ PARA NAVIDAD

Loan tiró suavemente de Danna para acercarla y la rodeó con su brazo, haciendo que ella se relajara y se acurrucara contra su pecho. Inhaló profundamente, sintiendo su peso y calor apoyándose contra él, y solo sintió un alivio al saber que ella estaba a salvo.

Era lindo tenerlos allí, Danna y su hijo eran ahora lo primero para él y se iba a encargar de velar por ellos en todo momento. Tal era así que las dos veces que Mauro despertó, fue el quien le cambió el pañal y le dio su biberón.

Finalmente el bebé se pus intranquilo y Loan se lo llevo a la sala para qe Danna pudiera dormir.

Debían ser cerca de las cuatro de la tarde cuando ella por fin despertó. Levantó su cabeza con la mirada perdida mientras intentaba ubicarse, luego se puso una playera de Loan que casi le llegaba a las rodillas y salió a buscarlos. Los encontró jugando sobre la alfombra del salón y Loan le dejó un beso coqueto a modo de saludo, justo a tiempo para escuchar su estómago rugir.

—¿Es mi imaginación o yo no soy el único que tiene hambre? —le sonrió y ella asintió.

—Tienes razón, muero de hambre —suspiró Danna—. ¿Te parece bien si hago de cenar?

—No, señorita, por supuesto que no. Tu mano todavía no se recupera y no voy a permitir que vuelvas a tocar nada caliente —declaró él mientras le entregaba a Mauro—. Podemos pedir comida o si quieres algo más hogareño, yo con mucho pero mucho gusto voy a cocinar para ti.

Danna hizo un puchero pero finalmente terminó sentándose en una de las banquetas de la isla mientras lo veía cocinar como un experto.

Durante un breve instante suspiró, necesitaba sentirse útil, no que él la tratara como una muñequita de porcelana aunque parecía que eso le producía una satisfacción especial.

De cualquier forma procuró disfrutarlo y no pudo evitar relamerse porque realmente era buen cocinero. Después de la cena se sentaron en la alfombra y los dos jugaron con Mauro, que al parecer ya estaba haciendo sus primeros movimientos para el gateo.

—Le faltaba un poco para eso pero es evidente que está decidido —se emocionó Loan y cuando se fijó en la cara de Danna la vio pensativa.

—¿Qué pasa, pelirroja? Parece que estás en otro mundo —le preguntó.

—Bueno... un poco sí lo estoy —confesó ella—. ¿Estás... estás seguro de que quieres vender este lugar? Digo... es un departamento hermoso y amplio. No hay razón para comprar otra casa —dijo Danna—. Esta es bastante cómoda.

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