Resumo do capítulo Capítulo 0213 de UN BEBÉ PARA NAVIDAD
Neste capítulo de destaque do romance Romántica UN BEBÉ PARA NAVIDAD, Day Torres apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.
El resto de los mortales tenía que hacer trámites como para esta vida y la siguiente, pero un Keller solo tenía que decir: "quiero esto", y tres horas después le estaban entregando la llave de la casa.
No había que comprar ni un mueble porque ya tenía todo.
—Tampoco hay mucho que traer —sonrió Danna—. Solo mis cosas y las del bebé.
—Y hay que comprar una cuna —recordó Loan—. Como me voy a quedar en el departamento, prefiero dejar la que hay allá para cuando quieran ir a quedarse.
Danna asintió y poco después estaban entrando a una tienda de muebles. Se dirigieron directamente a la sección de cunas, admirando diversos diseños y colores. Loan la miraba con una sonrisa contagiosa, esperando que encontrara algo que le gustara. Finalmente Danna señaló una cuna moderna azul con estrellas blancas talladas en los laterales.
—¡Es perfecta! —concordó Loan—. Voy a pedir que nos la envíen armada
Danna negó ligeramente con la cabeza.
—Espera... ¿Y si la armamos en casa? Nunca he armado una cuna antes pero creo que sería divertido hacerlo juntos —dijo y él achicó los ojos por un momento.
—Lo peor que puede pasar es que tengamos que lanzarnos en picada para alcanzar al bebé si la cuna se cae —murmuró él.
—Entonces la probamos primero contigo —le dijo Danna haciéndole y guiño y él no pudo evitar sonreír.
Compraron la cuna y pasaron por el departamento a buscar una pequeña maleta para Danna y el bebé en lo que él organizaba el traslado del resto de sus cosas. Luego volvieron a la casa con la cuna lista para ser armada. Loan desempacó los manuales mientras Danna le pasaba algunas herramientas para ayudarlo.
Mientras él trabajaba, ella le iba ayudando paso a paso sin parar de darle ánimos. Finalmente y después de varias horas de trabajo intensivo, lograron que quedara perfectamente armada y lista para usarse. Cuando terminaron, ambos se quedaron mirando la cuna, orgullosos de lo que habían logrado juntos.
—¡Ahora sí! —dijo Loan abrazándola—. Estamos listos para el bebé.
—No no no... estamos listos para probarla. Súbete.
—¿Que me suba yooooo? ¡Ni loco mejor te subes tú! —Loan la cargó con un gesto rápido y Danna gritó mientras él la metía en la cuna.
—¿Estás dispuesto a sacrificarme? —exclamó ella con dramatismo.
—Por ese niño, te usaría de escudo, que no te quepa la menor duda —rio Loan, pero la cuna resistió sin problemas el peso de Danna y los dos chocaron puños porque había quedado perfecta.
Loan la sacó de allí y la mandó derechito a bañarse porque era tarde y el bebé ya bostezaba medio dormidito. Cuando Danna terminó de ponerse un pijama mini medio tierno y medio coqueto, ya Mauro estaba dormido y muy acomodado por su padre en su nueva cuna.
—No olvides cerrar bien las puertas —le recordó Loan mientras bajaba las escaleras—, y si pasa cualquier cosa me llam... —En ese momento recordó que ella no tenía teléfono y se metió la mano en el bolsillo entregándole el suyo.
—No es cierto, no es cierto, no tengo ningún otro teléfono ni chicas —rio—. Pero es lindo verte celosa, aunque sea un poquito. ¿Sí estás celosa? ¿Mmmm? ¿Un poquito?
La piel de Danna se erizó solo de tenerlo tan cerca, aquel tono juguetón en la voz de Loan era lo que la había hecho caer desde el primer instante, y no podía negar que él no había perdido el toque.
—Vas a tener que esforzarte un poquito más para que me ponga celosa —murmuró con un suspiro y lo miró a los ojos—. Pero es tarde y es nuestra primera noche aquí, si te quieres quedar... yo estaría más tranquila.
Loan se mordió el labio inferior aguantándose la sonrisa y caminó con ella hasta el sofá antes de dejarse caer sobre él con Danna encima.
—Entonces me quedo... aquí voy a dormir... o no —se le insinuó.
—Mejor no, porque no me gustan los hombres sucios así que ve a bañarte y luego veremos dónde duermes, o si te dejo dormir, Keller —replicó ella y Loan salió disparado hacia la ducha, como un niño bueno y sin hacérselo repetir.
Aquella quizás era la parte más difícil, porque los dos estaban en el borde del coqueteo, y lo que había sido suficiente hasta ese momento, ya no lo era. Se dio una ducha rápida y cuando bajó de nuevo a Danna casi se le pegó la quijada al pecho. Ya estaba acostumbrada al hecho de que fuera sexy, pero aquel condenado tenía un afán especial por batir récords.
—De verdad lo siento, pero es que no tengo ropa aquí —dijo él con tono inocente.
—Bueno... por esta noche te lo puedo perdonar —suspiró Danna haciéndole con un dedito una señal para que se acercara y poniendo entre los dos sobre la isla de la cocina un bol lleno de helado con galletas y jarabe de chocolate.
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Os comentários dos leitores sobre o romance: UN BEBÉ PARA NAVIDAD
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